Las cartas tolimenses al Senado

Un sinsabor le deja al departamento la desconocida labor del saliente senador Guillermo Santos Marín, quien logró su curul gracias a la renuncia de uno de sus colegas, y quien no hizo mucho por el departamento en estos años.

Tolimense vota tolimense. Aquella premisa en la que coincidimos y que debería hacerse popular desde ya, tiene mucho sentido si tenemos en cuenta la variedad de candidatos al senado, que en los últimos años han venido desde otras latitudes a nuestro departamento y se han llevado una buena cantidad de votos. Con suerte algunos de ellos se han dejado ver en una que otra reunión luego de ser elegidos, y otros ni se vuelven a aparecer o aparecen nuevamente y sin pena, para las épocas preelectorales. Tal es el caso de Samy Merheg, Hernán Andrade, Jorge Eduardo Géchem, y Efraín Cepeda, quienes en el 2014 obtuvieron una cantidad considerable de sufragios en el Tolima, pero aquello sirvió de poco o nada, pues el clamor de nuestros coterráneos en las distintas problemáticas y necesidades no fueron atendidas desde su privilegiada posición de congresistas.

A falta de unos cuantos meses para que se lleven a cabo las elecciones legislativas, podría decirse que la campaña informalmente ya arrancó, y algunos aspirantes desde ya piensan y trabajan rumbo a ello. En los mentideros políticos ya hay algunos candidatos al Senado definidos y casi que no habría falta repetirlos. Secreto a voces son las candidaturas de los actuales Representantes a la Cámara: Miguel Ángel Barreto por los Conservadores, y Carlos Edward Osorio por el Partido de la U; Olga Beatriz González por el Partido Liberal; la actual Senadora Rosmery Martínez por Cambio Radical, y muy probablemente el también Representante Pierre García por el Centro Democrático, quien no podrá aspirar nuevamente a la Cámara teniendo a un tío como alcalde municipal, independientemente de si este es revocado o no. Todos y cada uno de los mencionados, impulsados y guiados bajo la sombra de caciques y maquinarias como la Gobernación del Tolima, la Alcaldía de Ibagué, y Cortolima, en donde los aspirantes tienen sus respectivas cuotas, y viejos y nuevos amigos.

Por supuesto que las listas para la Cámara influirán de manera significativa en la elección de Senado, y es allí donde cobrarán relevancia esos otros nombres que también han ido apareciendo y quienes tendrán la tarea de arrastrar los votos necesarios aunque las posibilidades de ganar no sean las mismas para todos al interior de las listas. Lo cierto es que las elecciones, infortunadamente, también se ganan con plata, con regalos y contentillos materiales, y eso es algo a lo que desde ya algunos personajes sin sonrojarse han empezado a jugarle.

Frente a ello valdría la pena revisar con lupa las ejecutorias de quienes hoy se encuentran en el sonajero de candidatos, y en el caso de elegirlos, exigirles resultados en el marco de una buena gestión, pero sobre todo transparencia y un compromiso real con el Tolima. Un sinsabor le deja al departamento la desconocida labor del saliente senador Guillermo Santos Marín, quien logró su curul gracias a la renuncia de uno de sus colegas, y quien no hizo mucho por el departamento en estos años. 350 mil votos es el cálculo aproximado de los que pone el Tolima y veremos si aquellos alcanzan pa’ tanta gente, incluida los foráneos que logran la cacería de siempre. Esperemos que no, y que podamos tener más de dos senadores para el 2018.

REDACCIÓN EDITORIAL

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