Depende con quien se compare

Hoy, siguen haciendo falta medidas de seguridad y presencia de las autoridades como antes ocurría con los famosos CAI, así como la imposición de la medida de pico y placa durante todo el día para motos y carros, teniendo en cuenta el colapso al mediodía.

Ibagué es un buen vividero. Todavía algunos apelan a dicha premisa para defender lo que a su criterio ha sido la ciudad durante muchos años, a pesar de los niveles de corrupción evidenciados con el desfalco de los Juegos Nacionales y que pusieron a la musical de manera vergonzosa en la palestra pública del país, entre otros tantos casos. Su ubicación, clima, y moderados costos de vida, hacen que aquella afirmación siga teniendo argumentada validez. No obstante, y como es normal en las distintas ciudades de Colombia, a nuestra capital la aquejan con mayor intensidad algunos problemas que hacen que aquella frase con la que iniciamos, se vea por momentos en entredicho.

En lo corrido del mandato de Guillermo Alfonso Jaramillo, se han hecho diferentes mediciones, las cuales han revelado las mayores preocupaciones de nuestros conciudadanos actualmente. En ellas han coincidido dos temas puntuales en donde la medición no ha salido muy bien: movilidad y seguridad. Según la encuesta realizada recientemente por Datexco, y a pesar de que la imagen de favorabilidad de Jaramillo descendió, la misma sigue siendo positiva comparada con su antecesor, pero también con otros alcaldes del país. Contrario a ello, la desaprobación de su gestión en términos de tránsito y movilidad subió a un 52%. Igualmente ocurrió frente al tema de la seguridad, la cual en los últimos meses se ha visto vulnerada, y aquello se vio reflejado en un 59% de desaprobación.

Las mediciones hechas por Cifras y Conceptos, así como la encuesta realizada por el programa Ibagué Cómo Vamos, y la última entrega de Datexco, además de empatar en generalidades, evidencian que el impacto de dichos resultados varían según con qué y con quiénes se comparen. Difícilmente se podría equiparar el tráfico vehicular de Ibagué con ciudades más grandes como Bogotá o Bucaramanga, o los casos de atraco y sicariato presentados, con los que ocurren en Calí o Medellín, en donde son más comunes y reiterativos. Aún así los dos temas que preocupan a los ibaguereños merecen todo tipo de atención, y representan un reto en el que hay que trabajar prioritariamente, si se aterriza y se tiene en cuenta el histórico ibaguereño, en donde en efecto ha habido un crecimiento negativo de ambas problemáticas.

Hoy, siguen haciendo falta medidas de seguridad y presencia de las autoridades como antes ocurría con los famosos CAI, así como la imposición de la medida de pico y placa durante todo el día para motos y carros, teniendo en cuenta el colapso al mediodía cuando los ibaguereños conducen del trabajo a la casa y viceversa. Aún así, cualquier bogotano podría decir que acá estamos “reyes” pues sus trancones duran horas y horas, y que nuestro alcalde es muy bueno, pues el de ellos tiene cuatro comités de revocatoria en contra, y un 80% de desfavorabilidad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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