Sobre Matador

Lo otro que no se puede desconocer, es que las redes sociales con las amenazas, calumnias, y difamaciones, terminan siendo trincheras de odio de quienes expulsan veneno a través de perfiles.

Nuevamente la libertad de prensa o la libertad de expresión en Colombia se ve amenazada. Esta vez le tocó el turno al reconocido caricaturista Julio César González, más conocido como Matador, y quien labora para el periódico El Tiempo.

Matador, caracterizado por su capacidad de análisis de la realidad política colombiana, y artista consagrado del lápiz y el sarcasmo, fiel al estilo del periodismo de opinión; denunció a través de su cuenta de Twitter, amenazas de muerte en ese mismo medio, por parte de un supuesto abogado, seguidor del partido Centro Democrático, y quien lamentó que “Castaño” ya no estuviera vivo para callarlo. En pocas palabras, Ariel Ortega, como es el nombre del personaje, insinuó que hacía falta el líder de las AUC para mandar a matar al dibujante, tal y como lamentablemente ocurriera con Jaime Garzón, crimen que aún sigue en la impunidad.

Lo grave del asunto, es que los trinos amenazantes del señor Ortega, quien, según su mismo perfil, ha participado en reuniones con Álvaro Uribe, Óscar Iván Zuluaga, y María Fernanda Cabal, ya había escrito amenazas semejantes en contra de otros personajes, como el mismo Daniel Samper Ospina, y la ex editorialista de El Tiempo, Antonia García de la Torre. Ortega, y quien luego de ofrecer disculpas a Matador, cerró su cuenta de Twitter; fue expulsado del partido Centro Democrático, donde rechazaron su conducta, y con ello, confirmaron su militancia en dicho movimiento.

Ante lo ocurrido tanto en ocasiones anteriores, así como ahora, además de solidarizarnos con el caricaturista, quien ha sido crítico no solo con el uribismo, sino con Santos, Petro, entre muchos otros, actores políticos de diferentes corrientes e ideologías en el país; es necesario precisar que, por más burlescas, satíricas, y ofensivas que puedan llegar a ser las caricaturas de Matador, las mismas hacen parte de un trabajo periodístico y de opinión, que muy pocas veces por no decir ninguna, tiene lugar a retractaciones, y que están sujetas a la perspectiva que quien las observe, les quiera dar. Una de las premisas que debería reinar en el mundo político, es poder enfrentar la crítica con altura, y si se quiere y se tiene la facilidad, tomarla con humor, dado el caso de los dibujos.

Lo otro que no se puede desconocer, es que las redes sociales con las amenazas, calumnias, y difamaciones, terminan siendo trincheras de odio de quienes expulsan veneno a través de perfiles. La grosería, las falsas acusaciones, y los insultos, no tienen ideología o partido político, y es deber de las autoridades, ubicar al delincuente acostumbrado a ello tras un teclado, investigarlo y judicializarlo.

Nadie debería perder la capacidad de burlarse de uno mismo, y mucho menos un político, y esperemos que aquello no ocurra con ninguno de los que aspiran a ser presidentes el próximo mes.

Que ocurra algo como lo de Charlie Hebdo en Paris, no estaría muy lejos con tanto fanático radical.

REDACCIÓN EDITORIAL

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