Se habla español

Si se lee con frecuencia, se escribe mejor, y si se escribe mejor, se habla mejor; y ese es uno de los retos de los pedagogos contemporáneos. El famoso monito del Whatsapp, jamás podrá remplazar un verso de Neruda, ni un poema de Benedetti.

La historia del Día del Idioma se remite a una fecha memorable para la literatura universal, aprovechada por la Unesco. Un 23 de abril en diferentes años, morirían Miguel de Cervantes Saavedra, autor del famoso Quijote de la Mancha; William Shakespeare, considerado el escritor más destacado de la lengua inglesa y uno de los más importantes del mundo, y el peruano Inca Garcilaso de la Vega. A su vez, en ese mismo día nacerían otras plumas prominentes, como el colombiano Manuel Mejía Vallejo, ganador del premio Rómulo Gallegos, y autor de obras como La Casa de las Dos Palmas, que incluso gracias a su éxito llegó a la televisión.

Justamente ayer, los países hispanos celebraron el día de la lengua con diferentes actividades. Por estos días, la Feria del Libro en Bogotá coincide necesariamente con el agasajo cultural, y en ciudades como Medellín, los usuarios del servicio Metro, recibieron como obsequio ocho mil ejemplares de diferentes obras, aquello con el ánimo de incentivar el hábito de la lectura. Centros comerciales, escuelas y colegios, realizaron diferentes puestas en escena en torno a Cervantes, y jornadas de donaciones de libros, y aquello resulta positivo, pues se ha demostrado, que, con el auge de la internet, las nuevas generaciones cada vez leen menos.

Sin embargo, aquellos esfuerzos, en su mayoría de veces, terminan siendo flor de un día, pues cada vez son menos las actividades culturales, y la profundización en temas del castellano, y las ciencias sociales en colegios e instituciones educativas. Incluso, inexplicablemente la historia había salido de los pénsum de la educación secundaria. Fechas como esta, y en donde el don de la lectura, y el conocimiento literario deberían ser el recuento de lo vivido y aprendido a lo largo del año, se convierte en un ritual de calendario, momentáneo, sin que se generen reflexiones de fondo en torno a la importancia de hablar bien, escribir bien, e incluso leer de la forma adecuada.

El Día del Idioma debería ser la oportunidad perfecta para olvidarnos de aquellos extranjerismos y palabras raras que se han ido apoderando de los vocablos colombianos, y que, a su vez, gracias a la propagación de las mismas, han sido adoptadass como colombianismos en la Real Academia de la Lengua. No haría falta decir que, con el uso diario de celulares y redes sociales, nuevas formas de comunicarnos aparecieron, y lo que es peor, el lenguaje hablado y escrito, se reduce por cuenta de imágenes, abreviaciones, y logos, que confundirían al mismo inventor de Sancho Panza.

Si se lee con frecuencia, se escribe mejor, y si se escribe mejor, se habla mejor; y ese es uno de los retos de los pedagogos contemporáneos. El famoso monito del Whatsapp, jamás podrá remplazar un verso de Neruda, ni un poema de Benedetti.

REDACCIÓN EDITORIAL

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