Nada que celebrar

Justamente el pasado martes se cumplió un año del repudiable asesinato de la pequeña Sarita, oriunda de Armero-Guayabal y el tema sigue “en materia de investigación”.

Siempre que se habla de niños se dice que son el futuro. Por supuesto que son el futuro, toda vez que representan las nuevas generaciones. Sin embargo, a eso habría que agregarle que también son el presente que vivimos, y que, sin cuidarlos y protegerlos, en definitiva, muchos de ellos no harán parte de ese porvenir del que hablamos.

Hoy, cuando en Colombia se celebra su día, y se rinden homenajes y celebraciones rodeadas de Mickey, Spiderman, Capitán América, entre otros superhéroes, antes que eso, es más que necesario elevar un fuerte llamado a la sociedad colombiana y al mundo entero.

Aquí se nos están muriendo de hambre los infantes Wayúu de la Guajira hace más de tres años, y nadie más que los buenos corazones de algunas personas, han hecho algo por evitar eso. Se estima que más de 15 mil niños de dicha etnia han perdido la vida por simple y pura desnutrición, y aquello pareciera no importarle ni siquiera al propio gobierno.

A ello habría que agregarle que ni siquiera en la actual campaña presidencial, se ha visto de manera comprometida, el tema de los niños, ni su estricta protección; y contrario a ello, solamente Gustavo Petro asistió a un debate programado por algunas organizaciones sociales para que los pequeños pudieran preguntarles a los aspirantes a la presidencia, sobre la forma de trabajar por ellos, cuidarlos, y ayudarlos a salir adelante. Algunos de ellos viajaron hasta Bogotá desde las regiones más apartadas del país, y los dejaron esperando, quizás porque ellos no votan.

Pero, lo más preocupante y doloroso, sin ninguna duda son los casos de violencia sexual infantil que a diario se presentan en Colombia, y tampoco en ello, se ha trabajado para que los abusadores y violadores paguen las condenas más altas, y ojalá que el tema de la castración química para violadores tenga éxito. Justamente el pasado martes se cumplió un año del repudiable asesinato de la pequeña Sarita, oriunda de Armero-Guayabal y el tema sigue “en materia de investigación”. Sus padrinos, acusados en principio como los responsables del doble crimen, fuera por acción y omisión, hoy por hoy están haciendo hasta lo imposible para quedar en libertad, y nada tendría de raro que así fuera, aunque los dictámenes revelados hablan de una cruel sevicia y ensañamiento contra la niña, que no vale la pena reproducir aquí.

En estos cuatro meses del 2018, la cifra de niños abusados llega a 120 en el departamento, y aunque la Policía ha venido trabajando fuertemente en capturar a los violadores y abusadores, sigue haciendo falta una ley ejemplarizante que permita ponerle fin a esas acciones en la sociedad.

El caso de la pequeña Yuliana Samboní, y el cual tuvo gran despliegue nacional, es la muestra de que solamente se puede actuar y condenar al pedófilo, al abusador, al monstruo daña ilusiones, que en la mayoría de veces resulta siendo un padre, un tío, un amigo, un vecino; cuando es la misma “alta sociedad” la que se ve reflejada en quien comete el delito. ¡Cuidemos los niños!

Nota: En comunicación que nos envía, Fedelonjas aclara que esa entidad no ha sido invitada a hacer parte de ninguna interventoría sobre la actualización catastral en Ibagué, y que el señor Flavio Lugo ha actuado y se ha pronunciado de manera particular y no en nombre de dicha Federación, puesto que la misma está imposibilitada para suscribir contratos de esa índole.

REDACCIÓN EDITORIAL

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