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A Pékerman, no queda más que agradecerle por devolvernos la confianza y un nivel de juego que siempre ha tenido el jugador colombiano, pero que había olvidado desde aquella generación dorada con Higuita, Leonel, Valderrama, entre otros.

Terminó el sueño mundialista para la Selección Colombia. Los dirigidos por Pékerman, se quedaron en los octavos de final de Rusia 2018, en un partido en el que el árbitro estadounidense Mark Geiger fue un nefasto protagonista. Pese a ello, los nuestros lograron el empate en los 90 minutos reglamentarios, y cayeron desde el punto penal, con la mala fortuna de errar dos cobros, pero con la certeza de que fueron vencidos con las botas puestas.

Hoy, no habría absolutamente nada que reprocharles a nuestros futbolistas, ni siquiera a Carlos Sánchez quien fue protagonista, ocasionando los dos lanzamientos desde el punto penal que le convirtieron a Colombia. Mucho menos a Carlos Bacca y a Matheus Uribe, quienes fallaron en los respectivos cobros decisivos frente a Inglaterra, pues aquello le hubiera podido pasar a cualquiera, y nadie bota un penal en plenos octavos de final de una copa del mundo a propósito.

Aunque las expectativas para algunos en este torneo eran muchas, incluso, superar lo hecho en Brasil hace cuatro años, los colombianos podemos darnos por bien servidos. Tuvimos un grupo que mostró trabajo y potencial, con errores y desaciertos como es natural, pero con el talento y el empeño necesario para superar la primera ronda como primeros del grupo.

Atrás, incluso, mucho antes que nosotros, también quedaron selecciones que estaban llamadas a desempeñar un papel destacado en el Mundial. Alemania, España, Portugal, Argentina, entre otras, se quedaron por fuera de los cuartos de final, y hoy Bélgica, Croacia, Suecia y Rusia, selecciones sin mucha historia victoriosa, disputarán las instancias finales junto a Brasil, Uruguay, Francia, e Inglaterra, lo cual, en sí, termina de adornar el espectáculo y hacerlo más interesante.

Todo el respeto, cariño y admiración a cada uno de los jugadores de la Selección Colombia, y el consuelo que por ahora queda, es que, de cara a la Copa América a realizar en Brasil en 2019, al igual que a las próximas eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022, tenemos relevo generacional en todas las líneas. Aunque probablemente en cuatro años ya no vayan a estar Zapata, Sánchez, y el mismo Falcao, el futuro es promisorio con Mina, Davinson, Quintero, James, Muriel, y otros tantos que vienen haciendo fila.

A Pékerman, no queda más que agradecerle por devolvernos la confianza y un nivel de juego que siempre ha tenido el jugador colombiano, pero que había olvidado desde aquella generación dorada con Higuita, Leonel, Valderrama, entre otros. Como en todo puesto de trabajo, o cargo, los ciclos se cumplen, y es probable que aquello haya ocurrido con el técnico argentino, y de ser así, es totalmente respetable y válido.

Para los nuestros, no es un adiós, sino un hasta luego. Estamos seguros que aquella época en donde Colombia perdía con todos, ya pasó a la historia. Como dijera Falcao: “volveremos más fuertes”.

REDACCIÓN EDITORIAL

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