Sigue el conflicto

Horror y asco causó aquella llamada hecha por un jefe paramilitar a una profesora en el sur de Bolívar, en donde la amenazaba de muerte, y la obligaba a irse del pueblo. El paramilitarismo jamás se ha ido, y hoy pareciera estar aprovechando el sancocho de actores del conflicto para actuar calladito y a oscuras, mientras toda la culpa se la lleva el Eln.

El ambiente en el país está bastante tenso. El asesinato de varios líderes sociales y algunos ex combatientes de las Farc, empieza a generar una ola de violencia que hace tiempo no se vivía, y por estos días han regresado los tiempos de zozobra, que tiene en alerta a las distintas organizaciones sociales en Colombia.

Pese a la firma de los acuerdos de paz, y a las conversaciones que todavía el Gobierno adelanta con el Eln, el conflicto se ha recrudecido y el resurgimiento de los grupos paramilitares, ha sido protagonista en diferentes regiones del país, sumado a las mal llamadas disidencias y reductos de las Farc, y al mismo Ejército de Liberación Nacional, quienes hoy parecieran ser la piedra en el zapato más grande del presidente electo Iván Duque.

Aunque restan menos de 30 días para que Juan Manuel Santos termine su gobierno, esta semana se inició un nuevo ciclo de conversaciones con ese grupo guerrillero, quienes han sido acusados por la Fiscalía de tener injerencia en el asesinato de algunos excombatientes de las Farc en Argelia, Cauca, en días anteriores, y de luchar con los reductos de esa guerrilla, por el control de las zonas de los cultivos ilícitos.

Sin embargo, los diálogos, que parecieran no tener sentido teniendo en cuenta que el próximo Presidente ha demostrado su negativa a mantener con dicho proceso, han seguido su curso normal, e incluso han servido para que esa guerrilla, en lugar de dar muestras de voluntad, alienten sentimientos de rechazo e incredibilidad.

A la par de los asesinatos de diferentes personas, principalmente de la izquierda, y también relacionadas con la campaña del excandidato presidencial Gustavo Petro, el Eln, ha decidido no aceptar el cese bilateral al fuego promovido por el Gobierno, y por el contrario, ha continuado con las acciones delictivas, como el ataque en zona rural del puerto de Buenaventura, y en donde ocho militares resultaron gravemente heridos, cosa que resulta absurda e incoherente, y pareciera cerrarle el camino a cualquier posibilidad de diálogo de cara al nuevo gobierno.

Poco éxito, se le auguraría al proceso con el Eln pues ni siquiera con Santos han dejado la sevicia para atacar, y parecieran estar fortaleciéndose en las regiones, aprovechando los espacios cedidos por las Farc, y teniendo como contrincante a las bandas criminales, y a la famosa mano negra, que pareciera no haberse ido nunca de las regiones.

Sean exguerrilleros, líderes sociales, de izquierda, de centro, o de derecha, urge que a estas personas se les proteja, y se les brinden las garantías necesarias. Horror y asco causó aquella llamada hecha por un jefe paramilitar a una profesora en el sur de Bolívar, en donde la amenazaba de muerte, y la obligaba a irse del pueblo. El paramilitarismo jamás se ha ido, y hoy pareciera estar aprovechando el sancocho de actores del conflicto para actuar calladito y a oscuras, mientras toda la culpa se la lleva el Eln.

REDACCIÓN EDITORIAL

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