Garzón vive

Aunque hay muchos investigados a falta de un año para que se cumplan dos décadas del crimen, la intención de dejar impune y en el olvido, el caso, sigue latente, y no queda más que recordarlo y gritarlo cada 13 o 14 de agosto. Hoy Garzón vive gracias a su legado.

En enero de este año, con una novela biográfica, el Canal RCN quiso hacerle un homenaje a la memoria del periodista y humorista Jaime Garzón. Una lluvia de críticas incluso antes de emitirse el primer capítulo, se dejaron ver en redes sociales, por cuenta del fracaso que supuestamente sería la misma, pero principalmente, porque todo lo que Jaime había criticado en vida, eran sucesos y representaciones como esa.

Quienes conocieron de cerca a Garzón, incluso han dicho que ni el mismo se hubiera aguantado que la gente lo “idolatrara” de la forma en que lo hace, ni que mucho menos su figura y su cara se hubiera convertido cual ‘Che’ Guevara, casi que, en un símbolo de lucha, tal y como ocurrió después de su asesinato.

No obstante, así pasó, y no es para menos, pues el tiempo le fue dando la razón a quienes, en su momento, dijeron de Jaime que su brillantez y su poder de habla y de conciliación, eran tan inmensos, que lo hubieran podido llevar a la Casa de Nariño. Sus palabras proféticas siguen siendo como un adelanto en el tiempo sin su presencia. Actualmente, esa novela que terminó hace más de dos meses, quizás es uno de los referentes más cercanos que tienen las nuevas generaciones, nacidas en los 2000 o después, y que no pudieron conocer, ni descubrir en su tiempo, las enseñanzas que dejó aquel genial individuo que le diera vida a Godofredo, Heriberto, Dioselina, Emerson, Néstor Elí, entre otros.

También lo es aquella canción de César Mora, y que pareció quedar inmortalizada no solo porque fue la banda sonora de una de las últimas entrevistas concedidas por Jaime, sino porque su letra, aunque linda y guapachosa, pareció ser un mal augurio para Garzón: “Morirse de manera singular, y tener un adiós de carnaval”. Así fue.

Hoy, 19 años después de su asesinato, y de que este fuera declarado por la Fiscalía como crimen de lesa humanidad, los reproches siguen siendo los mismos. Aquellos que hablan de los interrogantes en los expedientes, de la desviación de las investigaciones por parte del DAS, de la instigación de militares en retiro y en ejercicio, de la colaboración de los paramilitares y de la propaganda negra por parte de algunos miembros de la fuerza pública que fueron dejados en ridículo por Garzón, entre muchos otros.

Lo que le pasó a Jaime, aquel fatídico 13 de agosto de 1999, no debe volver a pasarle a ningún colombiano. Mucho menos a nadie que tenga la visión, la inteligencia y la valentía de decir las verdades que decía Garzón, de entender que todos somos colombianos así algunos sean de izquierda o de derecha, o conservadores o liberales. Aunque hay muchos investigados a falta de un año para que se cumplan dos décadas del crimen, la intención de dejar impune y en el olvido, el caso, sigue latente, y no queda más que recordarlo y gritarlo cada 13 o 14 de agosto. Hoy Garzon vive gracias a su legado.

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El Nuevo Día, felicita a Enertolima en su décimo quinto aniversario, por su gran contribución al desarrollo de la región tolimense. Éxitos en sus proyectos futuros.

REDACCIÓN EDITORIAL

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