La imagen de hombre popular y simpático que mantenía Donald Trump antes de ser presidente, hoy ha quedado solamente para el recuerdo. Luego de más de dos años al mando del país más poderoso del mundo, el otrora magnate y empresario, se ha encargado de estigmatizar la prensa y atacar a los periodistas que se han atrevido a cuestionar sus acciones como mandatario de los americanos.
Acusaciones infundadas, insultos, discriminación, entre otras acciones poco amables por parte del presidente Trump, han sido parte de la arremetida, que pareció tener un buen precedente la semana anterior, por cuenta de una propuesta del The Boston Globe, de promover para el pasado jueves, editoriales de diferentes medios de comunicación, en contra de los constantes ataques del expresentador de El Aprendíz.
Diarios como el The Houston Chronicle, Minneapolis Star Tribune, Miami Herald y Denver Post, hicieron parte de la protesta pacífica, luego de que Trump, llenara la copa de indignación, después de declarar a la prensa de ese país, como enemiga del pueblo estadounidense.
Pese a que hubo unificación de medios y periodistas, tal y como ocurriera hace algunos meses en Colombia por cuenta de la estigmatización y ataques hechos por el expresidente Uribe, aquello pareció no afectarle en lo más mínimo a Trump, pues luego de las publicaciones hechas, los ataques se incrementaron en redes sociales, cosa que incluso obligó al Senado norteamericano a generar por unanimidad una resolución en contra de dichos ataques al gremio periodístico.
Uno de los mensajes que más llamó la atención, fue el del New York Times, uno de los periódicos más emblemáticos de Estados Unidos, y que en su editorial del pasado jueves mencionó, que, aunque las verdades no sean del agrado de cada quien, aquello no quiere decir que sean noticias falsas, como Trump las ha querido encasillar, siendo ello peligroso para la vitalidad de la democracia.
Siendo Estados Unidos el país de las libertades, lo ocurrido con Trump sí resulta nefasto y solamente comparable con las acusaciones de Richard Nixon, durante el escándalo de Watergate, pues fue la prensa, especialmente The Washington Post, y The New York Times, quienes se encargaron de develar lo que estaba ocurriendo, al tiempo que eran calumniados y desmeritados por el gobierno.
Que más de 300 periódicos y medios de comunicación estadounidenses se hayan puesto de acuerdo para protestar pacíficamente en contra de Trump, tiene que ser un mensaje, no solo para ellos, sino para el mundo entero, y especialmente para Colombia, en donde los ataques a la prensa, son constantes por parte de personalidades políticas.
Para cualquier democracia, la libertad de prensa, y la función de los medios de comunicación es fundamental, pues somos nosotros garantes de las demás libertades, de los oprimidos, y de los que no tienen voz. Una noticia es noticia, así sea fea, bonita, o incomoda, para el protagonista, pero en fin seguirá siendo noticia, veraz, real, y eso es algo que algunos tienen que empezar a entender.
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