Patria boba

Lo ocurrido no representa ninguna derrota para nadie, ni siquiera para las promotoras, todo lo contrario. La lucha contra la corrupción debe ser una pelea de todos, incesante, que apenas comienza. Hoy somos el país que votó No a un plebiscito por la paz, y No a una consulta contra la corrupción: una patria boba.

No se alcanzó el umbral de 12 millones de votos para la Consulta Anticorrupción. Desafortunadamente en algunos colombianos, hicieron mella los argumentos mal intencionados de quienes se encargaron de desestimar la Consulta, y personalizarla, presentándola como exclusiva de Claudia López, querida por unos, odiada por otros tantos; y el país, por ahora, se quedó sin la posibilidad de que aquellos mandatos que buscaban reducir en algo, los altos niveles de corrupción, fueran una realidad.

A falta de 400 mil votos, pero con la votación más alta en la historia del país, los 11 millones 600 de colombianos que acudieron a las urnas, sin ninguna duda dieron ejemplo de civismo y talante democrático, y aunque no se logró el objetivo, lo ocurrido sienta un precedente, y envía un gran mensaje al Gobierno, a la clase política y a la sociedad colombiana en general: estamos hastiados de la corrupción.

Una campaña sin recursos, y promovida por la ciudadanía que salió a recoger más de cuatro millones de firmas, le ganó en números a los expresidentes Uribe y Santos, y al mismo Duque, quienes sacaron menos que eso cuando fueron elegidos, y ello mismo tiene que ser un deber moral del actual Presidente, quien de pose o siendo sincero, votó a tempranas horas, y manifestó apoyar la jornada electoral.

Tal y como manifestó Duque en su discurso la noche del domingo, el país debe seguir sumando esfuerzos para acabar con la corrupción, y eso implica salir a votar cuando se tienen oportunidades como esta, pero también, empezar por casa, con el acto más mínimo de transparencia. El problema es que ahora, el balón pareciera estar en su campo.

El domingo se comprobó que una gran cantidad de personas, votan por un certificado electoral, por un tamal, por medio día de descanso laboral, pero no son las causas, las que realmente mueven las masas, y eso también resulta bastante lamentable. Triste es que el Tolima e Ibagué, que fue víctima de la corrupción más grande en el gobierno de Luis H. Rodríguez, haya estado entre las ciudades que no votó en mayoría, y en donde no se alcanzó el umbral.

También resultó funesto, que algunas personalidades políticas del departamento, brillaran por su ausencia en declaraciones de respaldo y apoyo a dicha Consulta. Pese a que la misma tenía un fin positivo, y representaba el clamor de cuatro millones de firmantes, contados con los dedos de las manos, fueron los políticos y precandidatos que se pusieron la camiseta. Los demás, aunque afirmaron convenientemente apoyarla, no hicieron ninguna declaración sobre la misma, tal y como si nada hubiera pasado en el país.

Lo ocurrido no representa ninguna derrota para nadie, ni siquiera para las promotoras, todo lo contrario. La lucha contra la corrupción debe ser una pelea de todos, incesante, que apenas comienza. Hoy somos el país que votó No a un plebiscito por la paz, y No a una consulta contra la corrupción: una patria boba.

REDACCIÓN EDITORIAL

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