Campeones del desempleo

Históricamente la capital del Tolima ha sido una de las ciudades con mayores números de desempleados, y aquello se debe a que, aunque sí han llegado una que otra, todavía falta que se instalen en nuestra ciudad empresas, inversionistas, multinacionales.

Esta semana el pueblo tolimense amanece feliz por el paso de nuestro equipo Deportes Tolima nuevamente a la semifinal del fútbol profesional colombiano. La tercera estrella está muy cerca de posarse en nuestro escudo, y nos alegra que el deporte genere alegría y dinamice la economía a través del equipo Pijao y sus patrocinadores.

Sin embargo, no son buenas las noticias en lo que concierne a las cifras del desempleo entregadas recientemente por el Dane, y que, año tras año, revelan cómo nuestra ciudad, al igual que nuestro equipo del alma, repite finales y corona los primeros lugares de desocupación, en comparación con otras ciudades.

Según el Dane, Ibagué para el 2018 que está por culminar, reportó un total de 39 mil desempleados. Hubo un aumento de seis mil con relación al 2017, alcanzando una tasa de desocupación del 13.8%, y la “semifinal” de ciudades desempleadas, ubicándose como la quinta con mayor índice, cosa que genera preocupación y debería encender las alarmas, a menos que estemos acostumbrados y querramos seguir con esos registros por siempre .

Históricamente la capital del Tolima ha sido una de las ciudades con mayores números de desempleados, y aquello se debe a que, aunque sí han llegado una que otra, todavía falta que se instalen en nuestra ciudad empresas, inversionistas, multinacionales, entre otras, teniendo en cuenta la estratégica ubicación geográfica de la ciudad, el clima, sus proyectos de vivienda, entre muchas otras cosas favorables que aquí tenemos. Desafortunadamente en la Ciudad Musical de Colombia, ha habido un desentendimiento de la clase política con los sectores empresariales, y no hay conciencia, ni interés por apoyar decididamente a quienes generan empleo y dinamizan la economía. Mientras eso no pase, cada vez vamos a estar peor.

Con las cifras negativas que tenemos, y el historial de ser una de las ciudades con menos empleo del país, nuestros dirigentes y futuros gobernantes, que de a poco saltan de piedra en piedra con el fin de hacerse notar, hace rato deberían haber comprendido que la plata no les cae del cielo y que para generar ingresos hay que invertir recursos en modelos productivos comercializables, dinamizando así los distintos sectores económicos.

A los únicos que la plata les llega fácil es a los gobiernos, y lamentablemente, muchos de los recursos se pierden, se quedan en mermelada para los concejos y diputados con el fin de tener “gobernabilidad”, traducida en clientelismo y burocracia. Definitivamente eso algún día tendrá que cambiar.

Ojalá que por el bien de nuestra ciudad, llamada por muchos como el buen vividero, quienes lleguen a gobernar el año entrante entiendan que el futuro de las regiones está en la productividad y en ser competitivos y eso debe incluir, generar condiciones favorables para el empresariado y para quien quiera invertir, traer lo nuevo, innovar, replicar proyectos y casos de éxito a nivel nacional e internacional.

Hay que perder el miedo a ser mejores, pero sobre todo dejar de asfixiar con impuestos a las empresas.

REDACCIÓN EDITORIAL

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