Respetar a los ciclistas

En estos tiempos, cada vez más, los ciclistas son protagonistas y usuarios principales de las vías; pero, al mismo tiempo, son indefensos y sus vidas están en riesgo permanente. Respetarlos debe ser un código habitual de conducta.

Con dolor, tristeza e indignación fueron despedidos los hermanos Eliberto y Henry Rodríguez, dos experimentados ciclistas, habituales corredores de las carreteras del Tolima e incluso participantes de competencias como la Vuelta a Colombia Sénior Máster. Fueron arrollados por un vehículo particular en la variante que de Ibagué conduce a Espinal, en un accidente que las autoridades no han aclarado para tranquilidad de sus familiares y, no pocos, amigos que en vida tuvieron los Rodríguez.

Tras este percance que les costó la vida a los hermanos Rodríguez, Ibagué ha sido escenario de protestas y movilizaciones por parte de ciclistas que han salido a reclamar seguridad en las carreteras, conducción responsable, que no los vean como enemigos y que las mismas autoridades ejerzan más control sobre los conductores que a diario transitan por las vías intermunicipales.

La práctica de este deporte no es nueva en Ibagué y ha logrado un acelerado crecimiento en los últimos años. La construcción de variantes en las goteras de la ciudad motivó, aún más, esta actividad recreo-deportiva con la construcción de una ciclorruta de varios kilómetros, que a diario es transitada por cientos de deportistas. En la Capital tolimense existen clubes de amigos, paseos semanales nocturnos y el actual Gobierno local también ha fomentado este deporte.

En Colombia existen normas que protegen a los ciclistas y los faculta para transitar por las calzadas y carreteras. Todo, está contenido en la Ley 1811 del 21 de octubre de 2016. También denominada Ley Probici, permite a los ciclistas el uso de cualquier carril de la calzada, aunque exista infraestructura disponible para el tránsito de bicicletas; excepto, en aquellos carriles que estén especificados como exclusivos; por ejemplo, los del transporte masivo como Transmilenio.

Después de este doloroso episodio, varias lecciones. Lo primero, es que las autoridades deben aclarar, con prontitud, las causas del accidente; porque son muchas las versiones sobre la condición de quien conducía el vehículo. Si lo conducía o no en estado de embriaguez, o bajo la influencia de sustancias psicoactivas.

El trato para quienes cometen delitos debe ser igualitario, sin importar el estrato social. Y, definitivamente, es necesario que conductores y biciusuarios se protejan, mutuamente. Los ciclistas deben portar los elementos de seguridad exigidos y transitar, preferiblemente, por el carril derecho de la calzada. Los conductores de vehículos automotores deben disminuir la velocidad al momento de adelantar a un ciclista y mantener una distancia prudente.

En estos tiempos, cada vez más, los ciclistas son protagonistas y usuarios principales de las vías; pero, al mismo tiempo, son indefensos y sus vidas están en riesgo permanente. Respetarlos debe ser un código habitual de conducta.

REDACCIÓN EDITORIAL

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