Paro nacional, un campanazo a Duque

Seguramente, el próximo paro será más prolongado y menos pacífico, porque en las calles solo se habla de la molestia ciudadana contra su mandato.

En pueblos y ciudades de Colombia miles de ciudadanos salieron a marchar en el gran paro nacional. Protestaron por temas como educación, pensiones, seguridad y reformas que ha anunciado el Gobierno del presidente Iván Duque.

En Bogotá y Cali, las marchas, en un comienzo pacíficas, terminaron en el ataque al servicio público de transporte y en el caso de la Capital colombiana los vándalos atacaron los edificios que circundan la patrimonial e histórica Plaza de Bolívar.

Al tiempo, en otros sectores fueron descubiertos dos policías infiltrados en las marchas y los medios registraron la brutal agresión de un miembro del Esmad contra una joven manifestante, sin aparente motivación alguna para atacarla. Los anteriores se convirtieron en los verdaderos lunares de la jornada.

Por el contrario, hubo ejemplos de civilidad y buen comportamiento durante las marchas. La expulsión de encapuchados por parte de marchantes en Bogotá, copiando el comportamiento ejemplar de los estudiantes de la Universidad de Antioquia. De igual manera, en Envigado, Antioquia, miembros de la Policía Nacional entregaron agua e hidratación a los manifestantes. Momentos para resaltar.

En Ibagué, los manifestantes se tomaron la avenida 37, obstruyendo desde muy temprano el tránsito vehicular en las principales intersecciones de esta arteria vial. Más allá de la molestia que le causaron a ciudadanos que no protestaron, la jornada en la capital tolimense se desarrolló sin choques con la fuerza pública.

El lunar, la detención del médico y activista Wilson Cediel, quien fue conducido por miembros de la Policía, sin aparente motivación y de forma, supuestamente, arbitraria. Aún el comandante de la Metib le debe las explicaciones a los tolimenses sobre este caso.

Este campanazo le debe servir al gobierno del presidente Duque para enderezar el camino; para conectarse con los ciudadanos de manera efectiva; para no impulsar proyectos en el Congreso que lesionen a los colombianos y para que impulse verdaderas reformas en beneficio de la creciente población pobre en Colombia. Seguramente, el próximo paro será más prolongado y menos pacífico, porque en las calles solo se habla de la molestia ciudadana contra su mandato.

REDACCIÓN EDITORIAL

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