Los desafíos de Iván Duque

El Presidente busca un relanzamiento, pero no hay duda de que los nuevos compromisos políticos son un elemento que causará sobresaltos.

Por tres días el presidente Iván Duque ha reunido a los altos funcionarios del Estado, incluyendo, por supuesto, a sus ministros, en parte para tratar de resolver el dilema de si redefine o ratifica su política de gobierno, ahora que se le hizo inevitable entregar cuotas en su gabinete a miembros de partidos distintos al suyo, hecho que rompió una regla que había mantenido hasta ahora de no negociar proyectos administrativos o legislativos con burocracia.

El Presidente busca un relanzamiento, pero no hay duda de que los nuevos compromisos políticos son un elemento que causará sobresaltos, ya que quien conoce la intimidad del poder entiende que al gobierno entran no solamente los funcionarios que se posesionan, sino sus jefes políticos, que tratan de infiltrar sus intereses personales y partidarios, aún a costa de la eficacia o popularidad del Presidente de turno. Iván Duque, por tanto, en estos tres días de retiro y reflexión, ha debido dejar lo más claro posible en su equipo sus prioridades, sus sistemas de trabajo y, sobre cualquier otra consideración, su liderazgo.

A siete días del comienzo de su período, el Presidente convocó a todas las fuerzas políticas para acordar la manera de salvar con proyectos de ley la zozobrada consulta anticorrupción y aunque el movimiento fue audaz, de esto no quedó mucho y solo en las últimas semanas volvemos a ver una aproximación del gobierno a la clase política, aunque ahora se hace más a la manera tradicional de pactos de poder. De esta manera el Presidente puede estar consiguiendo algo que le es necesario hace rato y es el trámite exitoso de sus iniciativas en el Congreso, pero puede al mismo tiempo perder control sobre los derroteros de su Gobierno, cosa que debe estar afinando en estos días y sobre la que, por el bien de su administración y del país, esperamos que sea efectiva la reunión de Hato Grande.

Iván Duque debe enfrentar en el corto plazo la protesta social que comienza a reactivarse, su baja aceptación entre los colombianos, su tensa relación con la justicia, puntillosos debates con la oposición, escándalos y desafueros verbales de algunos de sus funcionarios que impactan con fuerza su frágil imagen y, sobre todo, la baja credibilidad y confianza que, según las encuestas, tiene en la opinión. Estos son, entre otros, los temas que deberá resolver el Presidente mientras se acerca a la mitad de un Gobierno que sigue sin conectarse con la Nación.

EL NUEVO DÍA

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