Con la condena a Weinstein, #MeToo ganó su caso emblemático

Lo que queda sentado es el cambio cultural que operó a partir de la sucesión de denuncias contra decenas de hombres poderosos que aprovecharon sus posiciones de privilegio para agredir, humillar y someter a las mujeres .

Basados en décadas de experiencias negativas, muy pocas personas en el mundo pensaron que el pasado lunes el cineasta Harvey Weinstein sería declarado culpable de varios cargos relacionados con su comportamiento sexual, como sorpresivamente ocurrió. Pero no todo fue victoria. Para muchos, el movimiento #MeToo puede celebrar, pero no con toda la plenitud que quisieran, pues el jurado de la Corte Suprema de Manhattan encontró culpable a Weinstein de violación y acto sexual criminal, pero descartó los cargos por agresión sexual depredadora, por los que hubiera podido recibir cadena perpetua.

Lo cierto es que el hombre fue condenado y recibirá una pena entre 5 y 29 años de cárcel, lo que con toda claridad otorga el primer gran triunfo al movimiento de mujeres que con las denuncias a este hombre comenzó una campaña que se extendió al mundo entero y que provocó grandes manifestaciones en las calles, en las redes y en actos televisados de altísima audiencia, pero que no había conseguido una sola decisión en los tribunales. Ahora sí, los dos cargos por los que se encontró culpable a Weinstein son un hecho cierto, que marca una línea clara en la justicia norteamericana para mostrar en qué momento se pasa la línea hacia el abuso, la agresión, la violencia sexual, frente a hechos que antes se tenían como válidos, pues presuponía que la condición de mujer llevaba implícito soportar conductas sexuales inapropiadas.

La gran victoria para el movimiento #MeToo va más allá del fallo de esta Corte, porque lo que queda sentado, además del cambio histórico en la jurisprudencia sobre conductas sexuales abusivas, es el cambio cultural que operó a partir de la sucesión de denuncias, no solamente contra este nefasto personaje, sino contra decenas de hombres poderosos que aprovecharon sus posiciones de privilegio para agredir, humillar y someter a las mujeres.

A partir de ahora las mujeres del mundo entienden que denunciar sí puede llevar a restaurar a las víctimas de delitos sexuales y que no tienen por qué soportar agresiones sexuales; los operadores de justicia van a entender que sí pueden producir fallos serios y valientes contra los poderosos, y la opinión va a entender que quienes tienen el coraje de denunciar abusos sexuales son personas que merecen respeto y, sobre todo, respaldo si queremos detener el abuso sexual y el machismo que subyace en esta conducta, absolutamente inaceptable.

EL NUEVO DÍA

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