¿Sin rumbo?

Por último, el acueducto complementario es una obra de la que se habla desde hace décadas y no solo hace parte de la deuda que tiene el Estado con los ciudadanos de garantizarles saneamiento básico, sino que es un requisito que exigirán las empresas o industrias que pretendan establecerse en la ciudad.

La planeación y el establecimiento de metas colectivas les brinda a las ciudades la posibilidad de establecer una ruta para procurar un crecimiento económico sostenido y, en consecuencia, un mejoramiento en la calidad de vida de sus ciudadanos. Temas como la seguridad, la movilidad, la recreación, el saneamiento básico y la infraestructura hacen parte de las prioridades sobre las que han de trabajar los gobiernos. 

Es indudable que para proyectar una ciudad y darle un rumbo se requiere el concurso coordinado de gobernantes durante varios y sucesivos períodos. Los mandatarios deben tener claro que las obras planificadas han de concluirse y entregarse a la comunidad para su servicio, así no hagan parte de las promesas de campaña; es más, las promesas de campaña deben estar ligadas a la planeación de la ciudad. 

Aunque esta sea una verdad de Perogrullo, nuestros mandatarios aún creen que llegan a dirigir su empresa; que los programas y obras establecidas desde periodos anteriores no les competen y deciden que su compromiso solamente abarca su periodo de mandato. Esta manera de gobernar ha ocasionado que nuestras ciudades estén llenas de obras inconclusas, porque estas no son la prioridad del mandatario que llega, así que las deja a un lado y de paso borra toda huella de su antecesor.

Notamos con preocupación que el Alcalde de Ibagué habla de que los escenarios deportivos, al Acueducto Complementario y el Sistema Estratégico de Transporte son obras que concluirá, pero presenta esta obligación como si se tratara de un favor que le hace a su antecesor, más no como los proyectos que requiere la ciudad y que se han proyectado desde años atrás. Es pertinente recordar por qué estas obras se deben entregar: en el caso de los escenarios deportivos, que quedaron completamente destruidos en la administración de Luis H. Rodríguez, la ciudad carece de otros espacios adecuados para la práctica del deporte competitivo, y esta es una razón indiscutible para recuperarlos. 

En cuanto al Sistema Estratégico de Transporte, Ibagué requiere un transporte público más eficiente y menos caótico. Por último, el Acueducto Complementario es una obra de la que se habla desde hace décadas y no solo hace parte de la deuda que tiene el Estado con los ciudadanos de garantizarles saneamiento básico, sino que es un requisito que exigirán las empresas o industrias que pretendan establecerse en la ciudad.

La invitación al Alcalde es que junto con las fuerzas vivas —empresarios, universidades, comunidades, colectivos sociales— procure encauzar el rumbo, le brinde a la ciudad la posibilidad de encontrar un norte y, de paso, consiga sacarla de la grave crisis en que se encuentra, por causa de la falta de empleo, la inseguridad, la desorganización y el desgobierno.

EL NUEVO DÍA

Comentarios