¿Y después del 27 de abril qué?

Conciliar entre la protección de la vida como bien supremo, la protección del sistema de salud para que no colapse y, simultáneamente, mantener nuestra capacidad productiva, es el acertijo a resolver.

Mientras no haya una vacuna eficaz contra el coronavirus Covid-19, Colombia no podrá dejar de aplicar la cuarentena como medida efectiva para detener la expansión de la pandemia. Para que el país no se arrastre al abismo de los miles de infectados y miles de muertos que ya se contabilizan en Estados Unidos, España, Italia y Ecuador debe mantenerse el aislamiento social; es la mejor arma, por ahora, para detener el paso devastador.

Ahora el desafío es aún mayor: ¿Cómo mantener a miles de personas encerradas sin generar ingresos para comprar bienes y servicios de primera necesidad y sin permitir que el aparato productivo despegue? Ese es el rompecabezas por resolver. El Gobierno empieza entonces a socializar el denominado “Aislamiento Inteligente Colaborativo”. El propio presidente Duque ya refirió que se debe trabajar en dos principios: la protección de la salud y su sistema nacional y mantener la capacidad de producción del país.

Aspectos claros a tener en cuenta: la permanencia en sus casas de los niños y niñas, medida que también cobija a los adultos mayores de 70 años, por ser esta población una de las más vulnerables por el coronavirus. Por ahora no habrá universidades, colegios, ni jardines presenciales. Tampoco estadios, ni conciertos, ni eventos que signifiquen grandes concentraciones que puedan ser escenarios fértiles para la propagación. El transporte público de pasajeros urbano y entre ciudades deberá aplicar drásticas medidas de autocuidado. Es decir, los sectores económicos mencionados sufrirán severas recesiones económicas y su recuperación financiera será muy lenta. Quizás de años.

Playas atestadas y terminales de transportes aéreos y terrestres llenos en ciertas temporadas, por el momento son postales del baúl de los recuerdos. El turismo, también tardará en recuperar su dinámica. Muchos dicen que en buena hora, porque los verdaderos santuarios naturales tendrán ahora un respiro. Han soportado nuestra depredación por décadas.

Nadie le podrá negar al gobierno Duque que la hemos sacado barata hasta este punto. Las medidas de aislamiento han sido un muro de contención, así haya aún mucho indisciplinado en la calle. Cuando prendemos el televisor confirmamos que los 3.439 casos de contagiados hasta ayer, son muy bajos frente a otros países. Pero por nada hay que cantar victoria. Dos sectores que se convirtieron en las estrellas de esta emergencia, la salud y la producción de alimentos de primera necesidad, no pueden seguir siendo los aislados y las cenicientas de las inversiones estatales. Quedó reconfirmado. Cuando hablamos de alimentos, nos referimos, por supuesto, al sector agropecuario. Lleva décadas en cuarentena injusta.

Conciliar entre la protección de la vida como bien supremo, la protección del sistema de salud para que no colapse y, simultáneamente, mantener nuestra capacidad productiva, es el acertijo a resolver.

EL NUEVO DÍA

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