La seguridad y la tranquilidad en el Tolima

La violencia del pasado costó vidas, lágrimas, atraso y volver a esos santuarios manejados por los ‘alias’ generaría más rezago del que nos va a dejar la pandemia.

En Santa Isabel cayó alias ‘Raúl’ o ‘Alexánder’, un peligroso delincuente que pretendía rearmar y revivir las disidencias de las antiguas Farc en el Tolima. Desde hace tiempo era buscado por la inteligencia militar y ya había logrado un importante accionar delincuencial en por lo menos ocho municipios tolimenses. Era el jefe de lo que para las autoridades castrenses es un Grupo Armado Organizado Residual Gaor.

Ya habían caído en poder de las autoridades alias el ‘Renco’ y alias ‘Demetrio’, también otro con prontuario delictivo: alias ‘Martín’. Quizás el de más alto valor, también en poder de las autoridades, era alias ‘Guadalupe’, quien aparentemente estaba reorganizando disidencias del Eln.

Todos estos cabecillas capturados en los primeros meses del 2020 tienen características similares: Llevan muchos años al margen de la ley, conocen palmo a palmo vastas regiones del departamento, habían logrado evadir el cerco de las autoridades y utilizan la intimidación, los asesinatos selectivos, la extorsión y el reclutamiento como métodos  para financiarse.

En el Gobierno seccional ya se contabilizan cinco disidencias, cinco estructuras, que cayeron en operaciones conjuntas de Ejército, Policía y otros organismos del Estado. Seguramente, la colaboración ciudadana ha sido clave para dar con el paradero de estos cabecillas.

Aquí es claro que estas organizaciones delictivas, que no se acogieron al proceso de paz,  siguen teniendo un marcado interés en el Tolima. Quizás por ubicación estratégica, quizás porque durante muchos años se han movido en esos territorios y quizás porque también saben donde esconderse de los operativos.

En materia de seguridad, los resultados son contundentes para las autoridades del Tolima. No deben descansar en la tarea de seguir neutralizando cualquier asomo de esa violencia. La colaboración ciudadana también debe ser un arma en favor de los buenos. La violencia del pasado costó vidas, lágrimas, atraso  y volver a esos santuarios manejados por los ‘alias’ generaría más rezago del que nos va a dejar la pandemia.

EL NUEVO DÍA

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