¿Nos falta dirigencia?

El alto costo de los arriendos es un impedimento para abrir un negocio allí, lo mismo que la baja oferta de vuelos, pues eso reduce la presencia permanente de pasajeros.

El aeropuerto Perales es la primera impresión que se llevan los turistas y empresarios que llegan a Ibagué. A pesar de contar con nuevas instalaciones y torre de control, que fueron puestos en servicio en octubre de 2018, con una inversión de 97 mil millones de pesos por parte del Gobierno Nacional, el estado actual y los servicios que presta dejan mucho que desear.

El año pasado la veeduría Vapi denunció la mala calidad de las obras ejecutadas y pidió efectuar las gestiones correspondientes para que el interventor y el constructor  respondan por el mal estado de la terminal aérea. 

Fallas en la carpeta asfáltica, goteras, humedades, pintura de mala calidad o mal aplicada y desaseo en los baños, son algunas de las fallas que evidenció la veeduría.

Adicionalmente, como consecuencia de la pandemia, la cafeterías y restaurantes que había cerraron sus puertas, por lo cual los viajeros que, en algunos casos, deben esperar por varias horas no pueden tomarse siquiera un café. El alto costo de los arriendos es un impedimento para abrir un negocio allí, lo mismo que la baja oferta de vuelos, pues eso reduce la presencia permanente de pasajeros.

Tampoco se ha solucionado el problema que tiene que ver con el cierre de operaciones por causa del mal tiempo, aunque ya se habla de la adquisición de los dispositivos que permitan mejorar las condiciones de accesibilidad y que comenzarían a funcionar en agosto próximo.

El año pasado se llevó a cabo una reunión entre los dirigentes gremiales de la ciudad y Aerocivil, con el fin de acordar alternativas para mejorar las condiciones de la terminal y  aumentar la frecuencia de los vuelos. Los resultados de tales encuentros no se han conocido. 

Los ibaguereños requieren con urgencia que el gobernador del Tolima y el alcalde de Ibagué asuman el liderazgo que les corresponde y convoquen a una reunión con Aerocivil para conseguir soluciones efectivas. 

No podemos hablar de competitividad, de atraer a los turistas, de organizar eventos de gran magnitud y, mucho menos, de construir un aeropuerto internacional, cuando no estamos en capacidad de poner a funcionar adecuadamente el existente.

Redacción El Nuevo Día.

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