Tiempos difíciles para niños y adolescentes

Denunciar oportunamente las situaciones de abandono y maltrato e intervenir a las familias en riesgo, son algunas estrategias que se pueden implementar para romper la infame cadena del maltrato.

Una niña de 13 años fue abusada sexualmente por un compañero de estudios en una institución educativa de Ibagué; un adolescente de 16 años fue violado por un adulto en el baño de un centro comercial de Bogotá; a través de un video difundido por las redes sociales se conoció que una menor que fue golpeada por su abuela por denunciar el abuso al que era sometida por parte de su padre; un video muestra como un niño de tres años es maltratado en un jardín infantil de Soacha. 

Los casos despertaron la indignación de muchos colombianos, pero, infortunadamente, estos no son hechos aislados ni extraños, pues todos los días miles de niños son maltratados; preocupa más que no existen lugares seguros para ellos: corren peligro en la casa, el colegio, el parque, el centro comercial.

De acuerdo con Niñez Ya, un colectivo de organizaciones que defienden los derechos de los niños, durante y después de la pandemia el maltrato y la violencia sexual aumentaron, lo mismo que el reclutamiento forzado por parte de agrupaciones ilegales. 

Además, se ven obligados a trabajar, padecen de acoso escolar y los menos favorecidos no tienen acceso a educación de calidad.

Los hogares con padres ausentes o involucrados en hechos delictivos, con antecedentes de abuso de alcohol y drogas, o en condiciones socioeconómicas difíciles son los escenarios en donde germina la simiente del maltrato infantil. Así mismo, en muchos sectores sociales, el castigo físico aún es aceptado como una forma de impartir enseñanza y corregir comportamientos inadecuados. 

En las últimas décadas se han promulgado leyes que tienen por objeto proteger a los menores, pero no han servido para garantizar sus derechos y mucho menos para disuadir a pervertidos y maltratadores.

Este, que es un mal que lesiona el desarrollo de la sociedad, no se soluciona solo con leyes, se requiere avanzar en la protección real de los derechos de la niñez en todas las instancias, de la mano del poder transformador de la educación y la adecuada orientación.  

Realizar encuentros en las comunidades y en los colegios para mejorar las habilidades de los padres en la crianza de los hijos; llevar a cabo labores de asesoría para prevenir los embarazos no deseados, ofrecer una adecuada educación sexual, facilitar los medios anticoncepción; denunciar oportunamente las situaciones de abandono y maltrato e intervenir a las familias en riesgo, son algunas estrategias que se pueden implementar para romper la infame cadena del maltrato.

Redacción El Nuevo Día.

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