Las curules de paz, que se eligieron por primera vez el pasado domingo, son el resultado del acuerdo de paz entre las Farc y el Gobierno nacional y buscan dar voz a los ciudadanos que soportaron en sus territorios el conflicto armado.
Como en todos los procesos políticos, estas elecciones estuvieron permeadas por la intención de los partidos tradicionales de apropiarse de estos escaños; algunos de ellos, sus familiares y exfuncionarios públicos lo consiguieron.
También hubo denuncias por falta de garantías para los candidatos, pues recibieron amenazas e intimidaciones por parte de grupos armados ilegales. Muchos debieron llevar a cabo sus campañas en medio de las limitaciones ocasionadas por la ausencia de apoyo económico, por lo cual tuvieron serias dificultades para movilizarse y organizar reuniones para ser escuchados; mientras tanto, otros disfrutaron de recursos ilimitados por el respaldo que recibieron por parte de grupos políticos.
El cuestionamiento más serio corrió por cuenta de la curul que alcanzó el hijo del exparamilitar Jorge Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, que obtuvo una abrumadora votación en la circunscripción 12, que abarca 13 municipios de los departamentos de La Guajira, Cesar y Magdalena; allí, los demás candidatos denunciaron que los intimidaron para impedirles hacer campaña y por lo menos ocho renunciaron por falta de garantías.
No obstante, lo anterior y pese a las fallas que ocurrieron en el proceso, por primera vez las víctimas tendrán representación política y con ello, la posibilidad de proponer iniciativas e incidir de manera directa en las decisiones que tienen que ver con los asuntos que les atañen. No se trata de algo menor; estos representantes serán la voz de 16 territorios y más de tres millones de personas que tendrán por primera vez la posibilidad de ser escuchadas en el Congreso y por eso no se puede tolerar que su labor se desdibuje si son utilizados como instrumentos de los partidos políticos, porque esta no es su esencia.
Estaremos atentos a la gestión del representante por la circunscripción del sur del Tolima, pues es el vocero de los municipios de Ataco, Planadas, Rioblanco y Chaparral que, a pesar de las inversiones que se han conseguido a través de los PDET, aún están lejos de ver solucionadas sus necesidades más apremiantes.
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