Nuestro río

Este es un llamado a los habitantes ribereños, a las instituciones que deben cuidar el medio ambiente y a todos los ibaguereños para que exijan que el río no se muera ante nuestra vista.

El Combeima es nuestro río madre. Más de 500.000 ibaguereños dependemos de él, ya que es el principal proveedor de agua potable (de acuerdo con el Ibal, surte el 85% del acueducto). Pero no es el único beneficio que nos brinda; de sus aguas también dependen la producción de alimentos que se cultivan en su cuenca y la protección de su fauna y su flora silvestre.

No obstante su valía, entre muchos de los vecinos del río y los ibaguereños no existe una conciencia real sobre la importancia de este recurso natural, que no es renovable y que si no se cuida y se protege puede agotarse.

En otras latitudes, los ríos son un referente positivo y un lugar para admirar y atraer turistas; sus cauces y sus riberas son protegidos y las ciudades crecen a su alrededor; les construyen malecones y en Navidad son iluminados. En Ibagué, la parte que cruza por la zona urbana está invadida y durante muchos años fue el botadero. Además, desde Juntas hasta la zona urbana, es un vertedero de aguas negras. La carga contaminante es mayor cada día, pues los asentamientos crecen, en especial en la vía hacia el nevado.

Un estudio de Cortolima de 2018 señala que el Combeima recoge aguas negras en 227 puntos de su recorrido por la ciudad. Es el más contaminado del Departamento, junto con los ríos Opia, Alvarado y Chipalo que también transcurren por Ibagué, y reciben al año más de 11.000 toneladas de carga contaminante por materia orgánica.

Para colmo de males, en el sector de los barrios Combeima y Avenida ha crecido en el lecho del río un depósito de basuras. Según denunciaron algunos vecinos, los que arrojan desechos son personas que realizan labores de reciclaje. Además, residentes en otros lugares de la ciudad llevan escombros para depositarlos allí.

La falta de conciencia ciudadana es solo una parte del problema; se necesita la presencia de las autoridades ambientales con intervenciones firmes para sancionar a los responsables de la contaminación, y evitar que el  Combeima se convierta en una cloaca.

Este es un llamado a los habitantes ribereños, a las instituciones que deben cuidar el medio ambiente y a todos los ibaguereños para que exijan que el río no se muera ante nuestra vista.

El Nuevo Día.

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