¿Cuál es el turismo que queremos?

El cañón del Combeima es un lugar que cada vez atrae más la atención de los turistas, no solo por su imponente belleza natural, que invita al descanso, sino también porque ha crecido la oferta de hospedajes, restaurantes y actividades de aventura, senderismo y avistamiento de aves, además de ser la puerta de entrada al nevado del Tolima.

El cañón está certificado como un destino sostenible de turismo. El Sena se ha involucrado con programas de capacitación para que los propietarios de fincas y los lugareños ofrezcan mejores servicios, en las áreas de turismo rural, ecoturismos y turismo comunitario.

El turismo sostenible tiene como objetivo mitigar el impacto ambiental que causan los viajeros, proteger los recursos naturales y la vida silvestre, conservar las costumbres y la cultura local, dinamizar la economía y generar empleo.

Para no destruir el entorno, es preciso establecer regulaciones, con el fin de prevenir el agotamiento de los recursos naturales y reducir los daños que ocasiona el turismo excesivo; igualmente, llevar a cabo prácticas sostenibles, como el empleo de fuentes alternativas de energía, el cuidado de las fuentes hídricas y la promoción de la cultura y el patrimonio local.

El pasado fin semana el cañón recibió un buen número de turistas, pero se manifestaron prácticas poco amigables, como la realización de fiestas que se prolongaron por varios días, con música estridente que no permitió el reposo tranquilo de los residentes ni de los que llegaron en busca de un refugio natural, alejado del ruido de la ciudad. Esto causó preocupación entre los dueños de hoteles, pues no se pudo garantizar un descanso reparador a los visitantes.

El turismo es una fuente importante de ingresos y ha impulsado en forma extraordinaria la economía del cañón, pero hay que considerar los daños que se pueden ocasionar al agua y a los demás recursos naturales, y el impacto negativo para los lugareños que ven alterados su entorno y sus costumbres.

Para asegurar una grata experiencia para los turistas en el cañón, es preciso mejorar en aspectos como el establecimiento de horarios, poner límites a los niveles de ruido, promover el respeto por la naturaleza y fomentar hábitos responsables entre los visitantes. No todo vale en nombre del turismo y de la reactivación económica.

EDITORIAL

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