El fondo multidonante

Se requiere que, pronto, se aclare a la opinión cómo se conformará ese fondo, quién o qué organismo lo manejará, cuál será el mecanismo de verificación de su manejo para garantizar la transparencia.

En La Habana, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) anunciaron el acuerdo para crear un “fondo multidonante para el proceso de paz” en la clausura del sexto ciclo de negociaciones, un día después que pactaran ampliar por otros 6 meses el cese al fuego bilateral, nacional y temporal, que entró en vigor el 3 de agosto de 2023.

A pesar de las explicaciones dadas por los voceros del Gobierno, en cuanto a que el fondo pretende “fortalecer y hacer sostenible este proceso” y apoyar la “actividad del Eln en la construcción de la paz”, articulando este mecanismo “con transparencia y la participación de todos” como soporte “del conjunto de la implementación de los acuerdos”, abierto a todos los Estados y organismos multilaterales que quieran contribuir, tal vez por una deficiente pedagogía quedó en el ambiente el equivocado mensaje de que serviría para que el Eln dejara de secuestrar, lo que sentó mal al público.

Lo cierto es que el Eln se comprometió a suspender las “retenciones con fines económicos” (secuestros), y la calificó de “paso fundamental que tenemos que valorar” y un “hecho histórico”. ¡Así es!

Sin embargo, para darle legitimidad social al proceso es indispensable que el Eln avance en varios aspectos, empezando por ir liberando a un ritmo aceptable a las personas secuestradas. Y en cuanto al fondo multilateral, de conformidad con lo que han opinado desde diversos frentes ciudadanos conocedores de estos temas, es indispensable que quede claro ante la ciudadanía lo que se acordó en la mesa, esto es, que los recursos que se recauden no financiarán al Eln, es decir, que sólo se dirigirán a la logística que reclama organizar y mantener las mesas de diálogo, tales como viajes, viáticos, alimentación y demás onerosos gastos, propios para este tipo de eventos en los que hay que invitar, desplazar, atender y movilizar a delegaciones gubernamentales, de la guerrilla, de naciones acompañantes y de organismos internacionales tan numerosos.

Se sabe también que, de los recursos, habrá partidas para la indispensable, riesgosa y compleja verificación del cese bilateral al fuego. Se necesita entonces un organismo independiente y permanente que se cerciore de que el Eln no va a secuestrar más, conforme con su nuevo compromiso, o que no habrá reclutamiento de menores; en suma, que el fondo no tomará ningún destino que beneficie acciones bélicas, ilegales o de confrontación.

También se requiere que, pronto, se aclare a la opinión cómo se conformará ese fondo, quién o qué organismo lo manejará, cuál será el mecanismo de verificación de su manejo para garantizar la transparencia de su uso y de la información sobre su gestión. Igualmente, que ningún centavo será para fortalecer al Eln ni será empleado para difundir su pensamiento o para labores proselitistas en los territorios donde opera.

¡Mantengamos viva la esperanza!

EDITORIAL

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