La prevención siempre es mejor

Además de alertar a la población y activar los comités de emergencias, es preciso planificar acciones para realmente atenuar los riesgos.

Después de la intensa sequía ocasionada por el fenómeno del Niño, que dejó los embalses del país en mínimos históricos y obligó al racionamiento de agua en ciudades como Bogotá y a un sistema de “semaforización” en el acueducto de Ibagué, comenzó la temporada de lluvias en Colombia, y con su llegada tienen lugar nuevas emergencias por deslizamientos e inundaciones.

En el país son 691 los municipios que están en alerta por deslizamiento de tierra, según el Ideam, y en el Tolima nueve poblaciones están en riesgo por este mismo motivo (Cajamarca, Coello, Cunday, El Espinal, Honda, Ibagué, San Luis, Mariquita y Valle de San Juan). También se han registrado emergencias por inundaciones en Melgar, Ortega y Natagaima, y ya son dos las víctimas fatales por aludes, en Coello e Ibagué.

En la capital tolimense 37 barrios, localizados en los cerros noroccidentales, del sur y del norte, se hallan en riesgo de deslizamiento de tierra. La Alcaldía recomendó, además, transitar con precaución por zonas como la vuelta El Chivo, la cuesta de Chapinero y el barrio Baltazar por posible caída de rocas, y no trasladarse en la noche o cuando se registren lluvias intensas en las zonas rurales. Pese a que el Ideam ha informado que en mayo es posible que disminuyan las precipitaciones, hay que persistir en la alerta, pues un buen número de ibaguereños habita en zonas de alto riesgo.

El Gobierno nacional recordó a los gobernadores y alcaldes el deber de activar sus planes de contingencia para enfrentar las emergencias y disminuir los riesgos. Así mismo, los habitantes y líderes comunitarios han de estar atentos y vigilantes para reportar oportunamente a los entes de prevención y atención de desastres.

La Administración municipal ya conoce los lugares con mayores probabilidades de que se presenten catástrofes por causa de las lluvias. Además de alertar a la población y activar los comités de emergencias, es preciso planificar acciones para realmente atenuar los riesgos. Medidas como vedar la tala de árboles y las quemas “controladas”; impedir nuevas invasiones en zonas de ladera y ejecutar obras de mitigación deben comenzar a implementarse, para pasar de reaccionar ante los desastres a una verdadera política de prevención.

 

El Nuevo Dia

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