Según comentó Eduardo Urueña, padre del menor que se encuentra cursando el grado tercero, todo empezó cuando en reiteradas ocasiones los docentes habrían asegurado que el niño tenía problemas cognitivos y de aprendizaje, llegándolo a comparar con la mentalidad de alguien de cuatro años.

“Claro, yo me preocupé porque dijeron que mi niño tenía un retraso, por lo que de una vez nosotros lo llevamos a hacerle las valoraciones al neuropsicólogo. Entonces se le hicieron todos los exámenes pertinentes, dónde analizaron su desarrollo cognitivo, aprendizaje y demás, y manifestaron que todo estaba bien”, afirmó.

Una vez aclarado esto, Paola, la madre, comenta que el menor empezó a sufrir una serie de presuntas agresiones injustificadas por parte de los docentes, como fue aquella vez en la que, en medio de un compartir estudiantil, la maestra lo envió a una esquina para que este estuviera apartado del grupo y no pudiese hablar con nadie. 

“También, según los testimonios de los mismos compañeros, hubo una ocasión donde lo hicieron pasar al frente de todo el salón, únicamente para decirle a los demás niños que lo ignoraran, que hicieran como que no existe y que lo tratasen como un fantasma. ¿Qué persona no termina afectada por estas cosas?”, dijo Paola.

A su vez, los padres aseguran que las directivas no han tomado el caso con la seriedad que amerita, pues ante el comportamiento conflictivo que dicen que el menor ha desarrollado como consecuencia de la exclusión, no ha habido un adecuado acompañamiento.

“A mi hijo nunca le hicieron seguimiento, había ocasiones en las que no nos informaban las cosas, lo querían expulsar a estas alturas del calendario académico y llegaron a llamarle a la Policía de Infancia y Adolescencia, solo porque le hizo zancadilla a una niña que le había dañado un avión de papel”, dijo Urueña Y agregó: “de igual manera el  niño se encuentra con terapeuta particular, ya que ha llegado a manifestar que se encuentra muy aburrido por el rechazo, además que se la pasa llorando. Esto muestra la ignorancia y la falta de capacidad pedagógica y ética para formar a un niño de 8 años”.

EL NUEVO DÍA intentó comunicarse con el colegio Nuestra Señora de Fátima, para conocer su versión de los hechos, sin embargo, al cierre de la presente edición, no hubo respuesta.

EL DATO: Según la madre, la psicóloga de la institución ha llegado a sugerir sacarlo del colegio y medicarlo a su corta edad.  

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