Mujeres de Canoas en Ataco vencieron sus temores y hacen historia en su territorio

Tomada del Facebook Unidad de Restitución de Tierras / EL NUEVO DÍA
Las mujeres de las diferentes veredas Canoas en Ataco, se armaron de valor para labrar un camino de esperanza y desarrollo después de afrontar los estragos del conflicto. El esfuerzo y la dedicación las convirtieron en el motor de sus familias y les dieron el impulso para trazarse como meta ser exportadoras de café.

El paso del tiempo y las circunstancias sociales del país, transformaron significativamente el rol de la mujer campesina, pasando en unos casos de ser una ama de casa a ser jefe de hogar y la responsable de sacar a flote los cultivos en la zona rural.

Un ejemplo de ello, está en Canoa La Vaga, vereda de Ataco que fue tomada por grupos armados al margen de la ley en la década del 2000, hecho que originó un desplazamiento masivo de familias. Se estima que fueron alrededor de 50 las que tuvieron salir para salvar sus vidas. 

 “Nos fuimos y la finca quedó abandonada, nadie subía, nadie quería saber de nada, (con el tiempo) decidimos regresar a empezar a trabajar, mirar qué había quedado”, contó Elizabeth Sotelo, integrante de la Asociación de Retorno Iniciando de Nuevo.

La mujer recordó que en esa época tuvo que salir de prisa con su esposo Geovany Acosta, sus pequeños hijos y suegra hacia el casco urbano de Ataco, llevando consigo unas pocas pertenencias y la tristeza de dejar atrás su tierra y sus animales. 

Aunque ella anhelaba regresar, los miedos por la presencia de grupos ilegales, seguía alejando a la familia de su hogar.

Con el paso de los años, las Fuerzas Armadas lograron retomar el control del suroriente de Ataco, lo que permitió generar un poco de confianza en los habitantes y abrir el camino de regreso.

  “Irse con los niños y con la ropa, y cuando usted vuelve no encontrar nada, eso le hace salir a uno lágrimas... lágrimas de sangre, pero también motiva a hacerle con más berraquera, con más ganas”, expresó la atacuna. 

 

La esperanza de retornar

La fortaleza de las familias de Canoa La Vaga y las veredas aledañas se puso a prueba cuando volvieron, pues llegaron a reconstruir sus vidas y viviendas, ya que el conflicto solo dejó desolación. 

“La gente empezó a regresar, volvió a coger vida la vereda. Los niños regresaron a la escuela, la gente al campo y se organizó la asociación”.

Fue entonces que los cultivos de café, los mismos que en el pasado habían quedado a la deriva, se convirtieron en el motor de vida y la motivación de toda una comunidad, surgiendo en el 2008 la Asociación de Retorno Iniciando de Nuevo.

“Todo el que llegó, lo hizo para empezar de nuevo, el café fue nuestra mano derecha. Mi esposo se crió en medio de cafetales, ese era la fuente de vida principal de toda esa zona, entonces imagínese”, comentó la mujer.

La organización cuenta hoy con 90 socios de las veredas Canoas La Vaga, Canoas San Roque, Canoas Copete, Potrerito, Montefrío y Palestina. 

Pero este nuevo capítulo de la producción, trajo consigo mucho más para las mujeres. “Diez años atrás ninguna se atrevía, nos hemos ido empoderando y dando cuenta de que nosotras sí podemos demostrarle al mundo que hay mucho más detrás de una mujer campesina ama de casa, hay una mujer importante que quiere salir adelante que quiere luchar por una comunidad”, expresó Elizabeth.

Aunque al principio las mujeres de Canoas les daba temor arriesgarse a las labores diferentes a las de la casa, poco a poco se fueron tomando confianza y el tiempo les demostró que tenían suficientes capacidades para afrontar nuevos retos.

Hoy la Asociación cuenta con 90 integrantes, 28 son mujeres que le apuestan diariamente a un emprendimiento económico y social con la producción de café Retorno, un producto que ya cuenta con sello de marca y registro Invima.

A la par, también existe Asocanoas, organización que cuenta con 28 socias, en palabras de Elizabeth “mujeres luchadoras” dedicadas a la producción del café marca Cafimujer, producto que les ha permitido autosostenimiento y superación personal.

 Cada vez que hay una invitación para cualquiera de las dos asociaciones, los delegados llevan en su maleta los cafés Retorno y Cafimujer, como una muestra de unión y de que todos en las diferentes veredas Canoas trabajan en conjunto para sacar su territorio adelante.

 

Paso a paso se construye un presente 

Hacia el 2012 la asociación con esfuerzo propio compró un lote en la vereda Canoas San Roque, allí hombro a hombro construyeron desde los cimientos la sede de la asociación El Retorno.

Asimismo, durante el proceso han contado con el apoyo constante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la embajada de Suecia y la Unidad de Restitución de Tierras, también, la Alcaldía de Ataco les apoyó para la creación de un laboratorio.En cuanto a maquinaria para procesar el grano, cuentan con una planta torrefactora, la cual obtuvieron a través de un proyecto presentado ante el Ministerio de Agricultura. 

 Actualmente, la Asociación está tramitando una nueva propuesta ante esta cartera del Gobierno nacional, la cual consiste en una trilladora para instalarla en el casco urbano, “la meta es abrir las puertas a la exportación, a Suecia han llevado café Retorno y a Japón, ya que la ganancia está afuera.“Se va a exportar calidad, (porque) vendiendo calidad, se tiene cómo exigir”. En este propósito les está colaborando la FAO y la Embajada de Suecia.

“El suroriente atacuno, con toda sinceridad, goza de tranquilidad, la gente llega, los niños salen a jugar, hay colegios de bachillerato, en la sede Canoa San Roque está muy tranquilo”, agregó la cafetera.Durante este año, el Retorno llegó a Tabio, Cundinamarca; Bogotá, Medellín, Suecia y Japón, lugares que han recibido un grano que es producto de la esperanza, el esfuerzo, la confianza y el trabajo  constante de 12 años. 

Elizabeth después de todo este trabajo realizado recordó que al inicio, les dijo a sus vecinos que debían “llenarse de paciencia y crear una asociación, no era llenarnos de papel y ya, era empezar a ejecutar, a estar unidos, pues la unión hace la fuerza”. 

 

Dificultad constante

Una de las debilidades de la zona rural es la falta de vías, los cafeteros pasan bastantes dificultades para movilizar la producción, en un encuentro nacional Elizabeth aprovechó para decirle al presidente Iván Duque “si usted nos colabora con las vías, nuestra vida sería otra, porque en Ataco no contamos con vías”, agregó que si con todas las adversidades han logrado forjarse un presente, los logros serían mayores si tuvieran carreteables transitables.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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