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De acuerdo con la psicóloga clínica Lina Villegas, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad El Bosque, este síndrome puede presentar síntomas como dolor de cabeza, fatiga, ansiedad, falta de concentración, depresión, entre otros.
“Es importante monitorear los malestares que se puedan presentar, ya que si los síntomas perduran por más de tres semanas es recomendable buscar ayuda profesional”, menciona Villegas.
Por eso, para asimilar de una mejor manera el proceso de adaptación a la rutina laboral y evitar afectaciones en la salud física y mental, la especialista comparte las siguientes recomendaciones:
Planificar el regreso
Se recomienda no regresar de las vacaciones el día anterior a la incorporación a las labores. Es aconsejable, volver dos días antes para poner todo en orden, adaptarse de vuelta a la rutina y mentalizarse para retomar la jornada laboral.
Organización
Al volver debe dedicar algunos minutos para organizarse, analizar qué trabajos hay pendientes y realizar una lista de prioridades. Retomar de golpe e intentar abarcar todo el primer día puede desencadenar que aparezcan los primeros síntomas de estrés.
Dejar el trabajo en la oficina
Para dividir los tiempos laborales y familiares es importante respetar los horarios de trabajo y no llevar pendientes a los horarios personales o familiares.
Reordenar la vida fuera del trabajo
Las personas deben ajustar sus hábitos, retomar un horario de sueño acorde a la jornada laboral, mantener buenos hábitos alimenticios, y reducir la ingesta de alcohol y de cafeína (su consumo incrementa las manifestaciones del estrés).
Practicar deporte
Los beneficios de realizar actividades físicas también están vinculados con este síndrome, ya que las personas que realizan deporte muestran un mayor bienestar en general y este les ayuda a liberar el estrés que se acumula en el día a día.
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