Estos productos también ayudan a mejorar el funcionamiento intestinal y a controlar el peso como consecuencia de la saciedad que generan al consumirlos.

Los granos enteros más comunes son el trigo, el maíz, la avena, la linaza y el centeno. Éstos, se encuentran fácilmente en alimentos como el pan integral y las harinas, siendo una buena fuente de fibra, fitonutrientes y antioxidantes.

Kara Berrini, gerente del programa del Whole Grains Council, aclaró que la mayoría de productos integrales no contienen grano entero, lo cual es posible ver en la tabla nutricional en los empaques. Incluso, varios productos “integrales” pueden llegar a contener cero por ciento de fibra y una buena cantidad de colorantes.  

Es por lo anterior, que es necesario saber escoger dichos productos integrales y buscar que éstos no sean refinados, de manera que mantengan sus beneficios para la salud de quienes los consumen.

La importancia de preferir los granos enteros a los refinados es que estos últimos pierden dos de sus tres partes esenciales, como el salvado y el germen, eliminando de los alimentos 17 nutrientes claves.

Al alcance
Los productos integrales se asocian la mayoría de veces a las propiedades de la fibra, pero en este caso, un alimento con grano entero es mucho más que sólo fibra. "El pan, las tostadas y las tortillas, entre otros productos con grano entero, proporcionan vitaminas, minerales, antioxidantes, grasas saludables para el corazón y otros nutrientes igualmente importantes", afirmó Claudia Angarita, directora del Centro Colombiano de Nutrición Integral, en información allegada a esta redacción.

Consumir tres raciones al día de grano entero es más fácil de lo que parece. Por ración se entiende 16 gramos de grano entero, así que consumiendo tres tostadas integrales con grano entero o dos tajadas de pan integral con grano entero al día, ya se cumple con la medida ideal para contribuir al cuidado de la salud.