‘Alejo’, el especialista de la preparación física

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Un hombre de familia, extrovertido y noble, que las 24 horas del día respira fútbol es el invitado a Antes de...

El preparador físico del Deportes Tolima, Diego Alejandro Guzmán, la tiene clara: la docencia viene en sus genes.

Con 29 años, este licenciado egresado de la Universidad del Tolima, y especialista en preparación Física de Fútbol del Politécnico Jaime César Cadavid de Medellín, no es sólo el encargado de desarrollar, sostener y potencializar  todas las cualidades físicas de los jugadores del Vinotinto y oro, sino una mano amiga, que “ayuda a todos los que se dejan ayudar”.

Ibaguereño de pura sepa e integrante de un largo linaje de docentes de distintas áreas, llegó al equipo Pijao en 2007, como asistente de Juan Carlos Ángel, preparador físico del profe Jaime de la Pava, y en 2008 Hernán Torres le abrió “su casa” para integrar con él, el equipo técnico profesional.

“Ya casi completo tres años y medio de estar mostrándole mi trabajo con lealtad”, explicó.

Para él, llegar a este equipo es un paso gigante en su carrera, alcanzado por su convicción, persistencia y perseverancia, pero más aún sabiendo que “si uno se cae tiene que levantarse y aprender de los fracasos”.

Un sueño, que sabe a gloria
Hacer parte de la nómina del equipo de su tierra es cada día una victoria para Diego Alejandro Guzmán, ya que lo difícil no ha sido llegar sino mantenerse.

Desde niño el fútbol siempre estuvo dentro de sus preferencias, no sólo verlo por televisión, también practicarlo.

Hasta los 21 años, cuando sus estudios universitarios empezaron a absorber su tiempo, lo dejó un poco al lado, pero se interesó por la teoría de entrenamiento deportivo.

Como preparador, considera que su mayor logro es haber conformado un “grupo humano tan bonito, especial, noble, entregado y profesional”, que lo llevó a disfrutar de una de sus mayores glorias, la final con Once Caldas en el 2010.


PREGUNTAS Y RESPUESTAS
¿Cuál ha sido su mejor gol olímpico?
“Conformar una gran familia porque he sido bendecido por tener unos padres como los que tengo y unos hermanos tan hermosos”.

¿Cuándo lo dejaron fuera de lugar?
“Cuando me pillaron (risas). Equivocaciones que uno comete, pero que tiene la oportunidad todos los días de remediarlas”.

¿Le han sacado tarjeta roja?
“Sí, en primer semestre, cuando quedé 18 entre 18”.

¿Le han metido zancadilla?
“Bastantes, pero para eso uno se cae para levantarse”.

¿Qué lo impulsa para llegar al arco contrario?
“Mi familia siempre ha sido la gasolina que prende mi motor, y me ayuda a ser cada día mejor”.

¿Se ha metido autogol?
“Sí, infortunadamente, pero de esos autogoles uno aprende y lo importante es aprender de esas experiencias y ponerlas a disposición de la existencia”.

¿Un caso en particular?
“De todo, la vida diariamente trae fracasos y victorias”.

¿En algún momento le ha dado la pálida, cuándo?
“Por supuesto, (risas) esa vez que me pillaron”.

¿Ha sentido una voz de aliento de parte de sus compañeros en tiempos difíciles?
“Siempre he sentido la voz de aliento de ellos y de mi familia, ojalá la siga teniendo”.

¿Ha sentido una sobrecarga muscular?
“¡Huy! Sí, hay algunas sobrecargas que alguna vez se quitan y vuelven son muy persistentes así uno no quiera”.

¿Cuándo lo ha afectado la altura?
“Gracias a Dios nunca”.

¿Cuál ha sido su mejor pretemporada?
“Con mi novia estuvo dura esa pretemporada hasta que por fin llegó la temporada (risas)”.

¿Ha practicado el juego sucio?
“No”.

¿Cuál ha sido el test de Cooper más duro de su vida?
“En el trabajo uno lo encuentra todos los días. Hay que correr al cien, a veces a contrarreloj”.

¿En su vida cuál es su nómina de lujo?
“Mi papá en el arco, mi mamá defendiendo conmigo, mi hermano lateral y mi hermanita lateral izquierda”.

¿Cómo está constituido el equipo de porristas de su corazón”
“Mi madre, mi hermanita, mi novia y mis tías, toda esa gente que lo apoya a uno”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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