Si bien el reconocido pianista colombiano Harold Martina nunca ejerció la Ingeniería Química, para la que se preparó, sí viene a seguir demostrando que es pura química la que le ha unido con el piano.

Es su tercera vez como invitado en el Festival Internacional de Piano, pero esta noche, a las 7:00, en la Sala Alberto Castilla, se estrenará como recitalista, que le significa mucho, al ejecutar dos obras de la ‘Edad de oro’ del piano.

“El romanticismo de Chopin y Liszt, dos compositores que sacaron el alma al instrumento; para el pianista es lo que más satisface, y creo que al público también le encantará, porque son obras que nunca pierden su esencia”, expresa.
    
Sus ‘dos corazones’
Uno de ellos es de Curazao, pequeña isla de las Antillas que le vio nacer en 1935 y de la que salió a los 17 años con rumbo a Colombia, para estudiar Ingeniería Química en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.

“Tres o cuatro años después de llegar a Colombia una maestra me escuchó y me dijo ‘va a ser mejor pianista que químico’: por eso tomé este camino. Nada de químico, me dedico a la música y a la docencia, que me apasiona”, precisa.

Su otra ‘alma’, por ende, es de nuestro país, tanto por esa formación profesional que tomó por seguir el ejemplo de su hermano como por su matrimonio hace 54 años, con una paisa que le “sigue cocinando comida colombiana.

“Entonces eso me ha unido a este país que amo tanto. Me gustan sus frutas, sus paisajes, su comida y la calidez de su gente”, reconoce; pues admite que fue bien recibido y que incluso aquí tomó la decisión de seguir en frente del piano.

Tanto es así, que en cada concierto que presenta se ha convertido en costumbre que el gentilicio empleado para él es ‘colombiano’, que le llena de gran satisfacción.
    
Talento innato
Para el maestro Harold Martina, el éxito de un pianista radica en “tener el talento innato, que se manifiesta desde temprana edad, además de persistencia, disciplina, dedicación y escoger buenos centros educativos”.

Y añade que “hay gente que llega hasta cierto alto nivel, pero que no tiene ese temple para estar en el escenario, que siempre intimida mucho”, sin embargo reconoce que la actitud de quienes inician en el instrumento va en ascenso.

“Cada vez veo más progreso y más pasión dentro de la juventud que acude a las clases magistrales y a los conciertos, y se está haciendo una labor muy seria y muy fructífera de parte de los profesores y las instituciones”, expone.

Y dice que a los jóvenes “hay que mostrarles las bellezas de la música, no tanto en la cuestión técnica para que dominen sino para que observen y absorban lo linda que es la música y su contenido poético y también social”.

De igual forma, manifiesta que su énfasis en las clases magistrales es “tratar de que las nuevas generaciones sean mejor que las de uno y transmitirles esos conocimientos para que sus caminos sean más cortos”.

“La presencia de jóvenes en conciertos y clases magistrales nos da mucha esperanza para el futuro musical del país”, puntualiza el maestro Harold Martina.

Programación
1. Recital estudiantes Maestro en Música
Auditorio Mayor de la Música
4:00 de la tarde:
*Andrés Felipe Ovalle Avilés
Allegro vivace de la Sonata No. 16 Opus 31 No.1 en sol mayor, de L. V. Beethoven
*Sebastián Sandoval Medina
Rondo Capriccioso, Opus 14F., de Mendelssohn
*Samuel Eduardo Rubio García   
Tres Danzas Argentinas Opus 2, de A. Ginastera
*Melissa Troncoso Andrade
Selecciones de “A Prole do bebe”, de H. Villalobos
*Miguel Alberto Castellanos Vallejo
Allegro ma non troppo de la Sonata­ No. 4 en La menor D. 537, de Franz Schubert
*Gustavo Alberto Camargo Gutiérrez
Sonata No. 3 Opus 28, escrita por S. Prokofiev

2. Recital Harold Martina
Sala Alberto Castilla
7:00 de la noche:
*De Frédéric Chopin
-Barcarola en Fa# Mayor, Op.60
-Balada en Fa menor, Op.52
-Polonesa en La-bemol Mayor, Op. 53
*De Franz Liszt
-Vals Mefisto
-Estudio de Ejecución Trascendental en Fa menor
-Estudio de Concierto en Re-bemol Mayor (“Un suspiro”)
-Rapsodia Húngara No. 6