Hombres con mucho cuento

Se inició ayer la Octava versión del Festival Internacional de la Oralidad Mundopalabra, con la presencia de más de 60 invitados internacionales y nacionales.

Hugo CorriasActor y narrador argentino, sus relatos hablan del fútbol de barrio, jugar a la pelota y cómo eso nos lleva a hermanar y a conocer más gente. 

“Historias de fútbol amor pasión y locura, traigo un poco de tinte argentino, gracioso, melancólico, mundo de inmigrantes de barcos, de despedidas. 
“La mayoría de los argentinos soñamos de pequeños con ser jugadores de fútbol, así vamos creciendo y en el camino nos encontramos con el primer amor y nuestra primera pelota de cuero, el primer beso y el primer gol, el primer desengaño amoroso y la primera derrota vergonzantedel equipo de nuestros amores... así somos, un tango melancólico y pasional donde se entrelazan la poesía y el bullicio del gentío en un barrio alejado de Buenos Aires”, dice Hugo Corrias.
En su natal Argentina se dedica a dictar talleres de teatro y narración, en Morón provincia de Buenos Aires.
Fredy AyalaEs un bogotano de 30 años de edad, quien hace 12 está involucrado en la cuentería; es narrador oral y trabaja como investigador en literatura y docente.

Propone “involucrar el humor y la comedia, algo que separe al público de su realidad, pero que a la vez lo enfrente a ella”, expresa Ayala. 

La idea con el proyecto de investigación es hacer que los estudiantes de la población vulnerable en Bogotá se acerquen de manera lúdica y didáctica a la literatura. 

Usa las historias cotidianas, las enriquece con situaciones surrealistas; ejemplo de ello es la del ‘Semáforo’ que cuenta todo lo absurdo que pasa cuando un semáforo se queda para siempre en verde y no existe la posibilidad de pasar al otro lado. 

“Estar en un teatro es un ritual, es como estar en un matrimonio”, afi rma Ayala al hablar de sus dos posiciones, el de la cuentería al aire libre y en el teatro.

Ayala es la primera vez que asiste a Mundopalabra, pero es la segunda ocasión en eventos universitarios de la ciudad.

Credito
El Nuevo Día

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