¿Tendrá salvación la casona de J. Isaacs?

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Con guadua se mitiga la inestabilidad que ha venido sufriendo la parte externa de la casona, que, se sostiene, no será vendida.

Aunque la incertidumbre es total sobre el presente y el futuro de la casona donde pasó sus últimos días el escritor Jorge Isaacs, en el Cañón del Combeima, sus administradores son optimistas en que los daños que ha sufrido su estructura son mitigables.

Tanto, que se sostienen en que tampoco bajo dichas condiciones este bien patrimonial será vendido o cedido a las administraciones municipal o departamental, así hace algunos años lo hayan ordenado fallos judiciales.

“Rescatar como sea”

Y la situación se confirma en que Lucero Moreno, quien administra el inmueble, prefirió la consecución de guadua para elaborar una sobrecubierta en la zona afectada, aun cuando este desplome ha motivado el interés general.

“La Fundación Grupo Lugar sigue adelante luchando por esta casona; quiere rescatarla como sea, pues no podemos permitir que se siga cayendo”, sostuvo.

Para tal fin, explicó, se ha conseguido guadua con la que se construye dicha estructura alterna, que servirá como caja de protección ante los efectos propios de la intemperie, como el Sol, la humedad o la lluvia.

“Con ningún ente gubernamental la Fundación está interesada en la casa. En este momento hemos tocado puertas que están en que la gente puede ayudar, no solo en lo económico, sino en materiales”, aseveró.

Por lo anterior, fue enfática en decir que estamos “consiguiendo guadua y endeudándonos, pero lo importante es que no se caiga. Esta casa no está en negociación. La casa en este momento está más sostenida que antes”.

Intención académica

Este proceso es asesorado por el arquitecto Mario Cifuentes, a partir de un ejercicio académico desde la Universidad del Tolima, con su facultad de Arquitectura.

Según lo explicó el profesional, se trata de una serie de diseños y estudios relacionados con la patología y la valoración de una estructura que carga con más de 100 años de antigüedad.

Además, aclaró que con estos trabajos de sobrecubierta se podrá mitigar los daños que pueda generar el paso del tiempo sobre este costado de la edificación.

“Es un ejercicio que permite diagnóstico para plantear algo a nivel de propuesta muy precisa, lo que se puede dar como un concepto para cambio de uso o una rehabitabilidad desde la misma estructura, situaciones que pueden servir para una intervención más real a futuro”, indicó.

Depende del POT

Según lo publicó EL NUEVO DÍA en mayo pasado, la categorización de la casa -que por ahora, en concepto de Planeación local es de bajo riesgo- y el proceso que desde la Administración local se deba surtir dependerán de la adopción del Plan de Ordenamiento Territorial (POT).

No obstante, el tema permanece ‘en el limbo’, toda vez que estos lineamientos aún no han sido adoptados a pesar de haberse surtido un cabildo abierto en el Concejo, y tampoco se ha hablado de decreto para tal fin.

Entre tanto, Lucero Moreno fue enfática en decir que mientras algo ocurre, la casa “en este momento está más sostenida que antes”.

Imagen eliminada.

Esta es la guadua con la que se construye la sobrecubierta.

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