Como un acto de censura calificó de manera enfática, el pintor ibaguereño Darío Ortiz Robledo, la solicitud que le hiciera el Museo de la Acuarela, en Coyoacán (México), de reemplazar ‘After’, la obra que había colgado en dicho recinto.

“Realmente es sorprendente. En 32 años de carrera, en 30 países y más de 200 exposiciones, con obras mucho más complejas que esta, jamás me han censurado o me han dicho ‘no cuelgue el cuadro porque el tema hiere la susceptibilidad de alguien’”, denunció el artista a medios de ese país.

Protesta visible

Mensajes en su perfil de Facebook respaldan su indignación, ante esta participación que se dio por invitación de la organización International Watercolor Society (IWS) Suiza, como miembro del capítulo Colombia, que solo alquiló los espacios para esta muestra, cuya temática era libre.

“Mandé la fotografía para el catálogo, me llamó el sábado el editor de la exposición y me dijo que la obra no podía ser exhibida, porque hería la susceptibilidad de la junta directiva”, contó en entrevista en el programa Milenio.

Y agregó que la Directora, el martes, lo llamó y le confirmó esa petición. “Me sorprendí de la decisión, porque mi compromiso no es con el Museo, sino con la IWS, que alquiló el espacio. Entonces, a marchas forzadas elaboré otra obra”.

Obra con respuesta

“Las obras tienen que decir cosas”, sostuvo Ortiz Robledo durante la charla con Milenio, por lo que contó, como respuesta pintó el óleo ‘Los censores y el miedo’, “que refleja un poco lo que estaba sintiendo por esos días”.

“Por supuesto habrá personas a la que no les guste la obra, están en su derecho”, sostuvo el maestro, quien fuera presidente de la Junta Directiva del Museo de Arte del Tolima.

Parte del Mensaje de Ortiz

Ortiz Robledo consideró, entre otras palabras, que “esa es una decisión asombrosa, que niega el esfuerzo que desde Don Benito Juárez millones de personas han hecho en éste país para tener mentes críticas y liberales. Más aún, sabiendo que México se ha preciado de ser refugio sereno y remanso de paz para intelectuales, artistas, perseguidos políticos y religiosos del mundo, como los republicanos comunistas y ateos de la guerra civil española, Fidel Castro o García Márquez, entre muchísimos otros.

“Los artistas anticlericales en México se cuentan por centenares y han existido incluso antes de la revolución mexicana y su movimiento muralista; aquí, plumas tan notables como las de Carlos Fuentes y Fernando Vallejo han escrito páginas de oro contra la iglesia y a favor de la libertad de conciencia, pero, sin embargo, parece que todavía hay quienes no saben que la Inquisición desapareció hace 200 años e imponen con su mediano criterio su pequeño poder”, aseveró.

Sentenció que el arte sirve para denunciar la realidad de la vida cotidiana, por ejemplo la represión que soportó México con el padre Maciel y sus Legionarios de Cristo.

“No tengo, eso sí, ni paisajes bucólicos, ni remansos de ríos, ni retratos de niños felices, ni cuadros de flores que exponer ante los ojos castos de quienes desde organizaciones y museos han hecho de la acuarela la más banal de las técnicas artísticas y la han alejado completamente de todos los circuitos del arte contemporáneo”.

E indicó: “La acuarela, como cualquier técnica en manos de un artista, debe estar al servicio de las ideas, antes que a la dócil complacencia onanística de sus juguetones efectos”.