San Carlos desea dejar de ser un pueblo fantasma

COLPRENSA, EL NUEVO DÍA
Este fue el escenario de 33 masacres en 10 años, 30 de las 74 veredas fueron abandonadas en su totalidad y más de 20 de manera parcial.

En 1998, cuando los paramilitares llegaron a la vereda de Santa Rita a combatir a la guerrilla de las Farc, no había quien recogiera los muertos.

Fue entonces cuando Javier Duque, un campesino que se destacaba por ser líder comunal, se encargó de la difícil tarea de llevar los cadáveres con sus familias para poder realizar el velorio y luego trasladarlos a la cabecera municipal de San Carlos, Antioquia, para darles cristiana sepultura.

En sus propias fincas o en los caminos, Javier recogía los cuerpos de sus vecinos y sin ningún conocimiento previo los “organizaba”, para que los familiares no vieran las mutilaciones o los rastros de tortura que algunos de ellos tenían.

Sin embargo, su labor fue interrumpida cuando las Farc lo obligaron a marcharse.

El desplazamiento

Una semana antes Iván Murillo, un hombre religioso y respetado por la comunidad, le había advertido que lo iban a matar, su nombre estaba en las listas y tenía que irse. Aunque Javier se negó.

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Las Farc llegaron esa noche de matar a tres, uno se les había volado y sin que nadie lo imaginara mataron a Iván; ya solo faltaban dos. Parmenio Giraldo, al ver lo sucedido, corrió a avisarle a Javier que era el día de las ejecuciones selectivas y que venían por él.

Eran las 11 de la noche, la esposa de Javier comenzó a llorar desesperada, su hija de nueve años y sus dos hermanos no entendían qué pasaba.

Lo importante en ese momento era que no los encontraran, así que se refugiaron en la casa de un familiar de la misma vereda, ya que era más seguro que pasar por los retenes militares.

En la mañana el muerto sirvió de excusa para poder salir de la vereda sin levantar sospecha de que se iban a fugar. Como ya era su labor, Javier tuvo que regresar a los huesos de la cabeza lo que se había salido de ahí, terminó de “organizar el cuerpo”, como él mismo dice y se fue a llevar el cadáver de su buen amigo al pueblo.

Fue así como Javier Dueñas logró llegar a Medellín, sin nada. “Yo habría preferido que me mataran en la guerra, pensaba en ese entonces, por lo menos así mi familia podría recibir las ayudas del Estado”, dice.

La historia

La historia de desplazamiento de Javier solo es una entre las más de 19 mil 945 que ocurrieron en San Carlos. Para el 2004 los muertos y los desplazados en el municipio fueron tantos que varias veredas se convirtieron en pueblos fantasmas.

Según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, San Carlos fue escenario de 33 masacres en 10 años, 30 de las 74 veredas fueron abandonadas en su totalidad y más de 20 de manera parcial.

Ocurrieron cerca de cinco mil atentados a la infraestructura, 156 desapariciones forzadas y más de 19 mil 954 personas fueron desplazadas; esto sin contar con los constantes asesinatos de líderes cívicos, la violencia sexual contra las mujeres, las constantes tomas al pueblo y las extorsiones.

Este centro de investigación también pudo establecer que: el Bloque Metro de las AUC, comandado por alias ‘Doble Cero’, fue responsable de 23 de las masacres con 156 víctimas fatales.

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Mientras que, por su parte, el Frente Noveno de las Farc fue culpable de seis masacres con 42 víctimas fatales. Las restantes masacres fueron realizadas por grupos armados no identificados con 21 asesinados.

El retorno

Entre 2006 y 2010, el debilitamiento de las guerrillas, la desmovilización de los paramilitares y el control del territorio por parte del Ejército, que también ha contribuido con el desminado del lugar, permitió que las personas iniciaran el retorno.

Y aunque el desplazamiento forzado es difícil, el retorno también los es. Las personas que se fueron ya se establecieron en Medellín o en otros lugares y muchos de los niños que salieron ya son jóvenes que eligieron su profesión o están estudiando en la capital del departamento, es decir, ya no son campesinos.

Javier, quien presume ser el primero en regresar a la vereda, volvió solo. Sus hijos, ahora profesionales, tienen su vida en Medellín, al igual que su exesposa, quien se volvió a casar.

VAMOS COLOMBIA

Con el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc son muchas las iniciativas sociales para que aumente el retorno al municipio.

La Fundación Andi, a través del programa ‘Vamos Colombia’, el cual es financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid, realizaron una intervención para reconstruir el Salón Comunal de Santa Rita, con la ayuda de 100 voluntarios de varias empresas privadas, quienes también contribuyeron con la reforestación de los cultivos que habían sido abandonados y que ahora contribuyen a ser la fuente de sustento de las víctimas de conflicto.

Así mismo, la Federación Nacional de Cafeteros anunció la firma de un convenio con la ONG de Estados Unidos Acdi/Voca por valor de 180 mil millones de pesos, para realizar un proyecto productivo con 120 mujeres y jóvenes que les permita tener sus propias actividades económicas para regresar al campo.

Credito
COLPRENSA

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