El cine que recorre Cartagena barrio a barrio

COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
Un proyecto que se empezará a replicar en distintos departamentos del país con el propósito de ampliar la inclusión y participación activa de las comunidades.

Desde que el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci) abrió las puertas de las salas para permitir el ingreso gratuito del público, sus organizadores empezaron a idear formas para que los cartageneros llegaran a las salas, y aunque lograron llenarlas por completo, no era suficiente.

En una edición del festival crearon las rutas Ficci, con buses que llevaban gratis a los cartageneros hasta las salas de cine, pero luego crearon el Ficci móvil, a través del cual el cine podría llegar a las locaciones más apartadas de Cartagena, en lo que más adelante se llamaría Cine en los Barrios, que este año volvió y se creció.

Tal fue la acogida que pronto el proyecto pasó de sólo cubrir la ciudad para llegar, en esta edición, a cada uno de los municipios del departamento de Bolívar, con una asistencia que está superando las 300 personas por función.

Un proyecto que se empezará a replicar en distintos departamentos del país con el propósito de ampliar la inclusión y participación activa de unas comunidades, muchas de las cuales no han tenido nunca la posibilidad de disfrutar de la experiencia del cine.

Aunque toda la programación de exhibición cinematográfica del Ficci es gratuita, los índices de pobreza extrema en diferentes zonas de la ciudad son tan altos que en muchas ocasiones sus pobladores no tienen ni el tiempo, ni el dinero para desplazarse a las salas de cine de centros comerciales y del centro histórico, para poder disfrutar de la programación del festival.

De ahí la importancia del programa Cine en los Barrios, que lleva algunas de las más importantes películas de las diversas secciones del festival, casi a la puerta de la casa de los cartageneros. En realidad, acuden a plazas y parques de dichos barrios, a donde llegan en las mañanas para realizar la instalación de las inmensas pantallas de video portátiles y el sonido para que la experiencia sea completa.

Paso a paso

La fiesta comienza en las mañanas cuando llegan los camiones al lugar de proyección. Los niños revolotean y el sitio elegido se llena de curiosos que quieren observar el detalle de cada uno de los aspectos de la producción, desde la pantalla gigante, el sonido, los ensayos y la acomodación de los asientos, que siempre se quedan cortos, por lo que muchos asistentes se acomodan en el suelo e incluso llegan con sus propias sillas.

Dentro de los equipos que durante el festival recorren buena parte de los barrios de Cartagena, siempre se cuenta con una planta eléctrica para garantizar la suficiente energía para no depender de la red eléctrica, que en algunas de las zonas de la ciudad, no es la más eficiente.

Al caer la noche los vecinos del barrio se empiezan a reunir en el lugar de la proyección, siempre a la espera de que el clima esté a favor para ver una película al aire libre, y quizá, si el cielo está despejado, cine bajo las estrellas.

Un buen pasabocas y una bebida no faltan mientras se apagan las luces y se enciende la pantalla para que la magia del cine haga el resto, el barrio se silencie ante el acontecimiento y simplemente la gente se deja seducir, tal vez, por una historia de su propio entorno, como ‘El Piedra’, un largometraje cartagenero, pero también con grandes clásicos del cine o historias de países de los cuales pocas veces han escuchado hablar.

Credito
COLPRENSA

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