“Cuanto más nos acercamos a la muerte, más necesaria se hace la vida”, Franco Lolli

Entrevista con el director Franco Lolli, quien esta semana estrena su película ‘Litigante’ en distintas ciudades del país.

Una madre soltera, de unos 40 años, ya en la mitad de su vida, pero aún con la capacidad de tomar otro camino, de escoger otra manera de vivir, es el perfil del personaje principal de la nueva película de Franco Lolli, ‘Litigante’, que se estrena en las salas de cine del país.

Un trabajo nada sencillo para el director, pues justo en el momento de creación de esta historia, su madre fue diagnosticada con cáncer y la acompañó en su batalla contra la enfermedad.

Poco a poco, eso fue permeando el guión. El vínculo con la madre y la transmisión entre generaciones se convirtieron en los temas centrales de la película. “Empecé a contar cómo nuestras relaciones con nuestros padres y con nuestros hijos nos moldean, nos definen”, aseguró el joven director colombiano.

El rodaje tuvo lugar casi dos años después del inicio de la escritura. Su madre interpretó el papel de la madre del personaje principal. Mientras que en la vida real estaba venciendo la enfermedad, en la película su personaje enfrentaba una recaída. “Filmé aquello a lo que más miedo le tengo, seguramente esperando que, al hacerlo, no sucediera en la vida real”, continuó Lolli.

Y agregó: “La posibilidad de que nuestros seres queridos desaparezcan de nuestras vidas nos hace ver de repente el mundo desde otra perspectiva.

“Muchas veces nos ayuda a tomar decisiones que no nos sentimos capaces de tomar. De eso, tal vez más que de cualquier otra cosa, trata esta película”.

Es su segundo largometraje, una película emotiva y universal sobre los lazos familiares y el papel de la mujer en la sociedad colombiana, que retrata las batallas cotidianas que enfrentamos todos.

Seleccionada como la película de apertura de la Semana de la Crítica en el Festival de Cine de Cannes y ganadora de varios premios internacionales, ‘Litigante’ cuenta la historia de Silvia, madre soltera y abogada, quien está al borde de una crisis nerviosa. Debe dividir su tiempo entre cuidar a su hijo pequeño, acompañar a su madre enferma y defenderse de una acusación por corrupción. Justo en ese momento, cuando menos se lo espera, el amor llama a su puerta por primera vez en años.

Protagonizada por la escritora y docente Carolina Sanín, la abogada y madre del director, Leticia Gómez, el director de cine Vladimir Durán y la curadora de arte Alejandra Sarria, la cinta da una mirada íntima a la vida de una familia y genera conversaciones en torno al papel que tienen todos al interior del hogar, en el ámbito laboral y también acerca de la responsabilidad que les atañe como miembros de una sociedad.

Esta producción colombo-francesa, a la vez que retrata con agudeza lo complejas que pueden llegar a ser las relaciones familiares, se atreve a tocar temas fuertes como la decisión de criar a un hijo sin un hombre y el derecho a una muerte digna.

 

En palabras del director

- Una película sobre mujeres...

Más que una decisión, fue algo que se impuso a mí de manera inconsciente. Luego del estreno de mi primera película, ‘Gente de bien’, empecé a pensar en un nuevo proyecto, a tomar notas. Dejando emerger lo que me viniera a la mente, lo primero que apareció fue una mujer. Y lo segundo y tercero también. Seguramente tiene que ver con el hecho de que fui criado por mujeres: por mi madre, por mis tías, por mi abuela.

- La escritura del guión coincidió con la noticia de la enfermedad de su madre, ¿cómo afectó esto la historia?

‘Litigante’ era un proyecto sobre Silvia, compuesto de su relación con su hijo, con su hermana, con su novio, con su trabajo, pero principalmente con su madre. Más que cualquier otra cosa, me interesaba contar una historia en la cual la maternidad y la relación con la madre fueran centrales. Cuando mi propia madre se enfermó, lo que sucedió fue que todo esto, que ya estaba escribiéndose, se volvió más intenso, más urgente. La película se volvió profundamente necesaria para mí.

- ¿En qué sentido?

A mí la enfermedad de mi madre me transformó, como le pasa a Silvia en la película. Paradójicamente, en lugar de deprimirme, me dio una energía vital enorme, que me llevó a meterme en muchos proyectos al tiempo, a hacer de todo. No solo eso, sino que me permitió tomar la decisión de tener un hijo, que nació una semana después de terminar el rodaje de ‘Litigante’. Del miedo a la muerte de mi madre, nació en mí una necesidad muy grande de vida. Seguramente por eso el rodaje fue tan emotivo. De los cuarenta días que filmamos, creo que lloré unos veinte, porque me conmovía mucho lo que filmaba.

- ¿Difícil tratar temas como el cáncer en esta historia?

Cuanto más nos acercamos a la muerte, más necesaria se hace la vida. En Colombia, donde la muerte nunca está lejos, porque hay violencia, porque el sistema de salud no funciona bien, la relación con la vida es más fuerte que en el primer mundo, donde uno está más protegido. Aquí se celebra con más ganas que allá, se festeja a diario, por si las moscas. ‘Litigante’ cuenta también eso: cuando Silvia se da cuenta de que su madre puede morir pronto, cambia muchas cosas de su vida que de otra manera no hubiera cambiado: conoce a un hombre, deja su trabajo, se acerca a su hijo.

- ¿Cómo son los personajes?

Ambas son mujeres muy fuertes, pero esa fuerza, ese carácter, se traduce a veces en peleas entre ellas. Yo creo que el conflicto es una parte importante de la vida, y que, como todo, se transmite de generación en generación. Todos estamos definidos por nuestros padres, lo queramos o no. Podemos emanciparnos hasta cierto punto, pero llevaremos siempre en nosotros nuestras experiencias con ellos.

Antonio, el hijo de Silvia, por ejemplo, habrá presenciado miles de peleas entre su madre y su abuela, pero también habrá sido testigo de momentos de amor enormes en su familia.

Me interesaba hablar de eso: de la herencia que le dejamos a nuestros hijos. Leticia le transmite a su hija una manera de enfrentar el mundo, de ser digna, de resistir, y Silvia, a su vez, se lo transmitirá a su hijo.

- ¿Por qué hizo actuar a su madre?

Lo hice por dos razones. Por un lado quise dejar una huella de su paso por este mundo, que es la razón por la cual todo el mundo toma fotos o videos de su familia. Y por otro lado, sabía que no iba a encontrar a una actriz mejor para interpretar a su personaje. Ya la había hecho actuar antes y sabía que era muy buena. Ella es capaz de hacer diez tomas de diez maneras diferentes, como las mejores actrices. Seguramente esto tiene que ver con que cuando joven, ella quiso ser actriz profesional pero sus padres se lo impidieron porque era un oficio mal visto y terminó siendo abogada. Actuar en mis películas es para ella una forma de reparación de esa vocación contrariada.

- ¿Por eso quiso retratar el mundo de los abogados?

Fue el mundo en el que crecí, y para poder hablar de la corrupción, que es un tema que me toca mucho, me parecía un escenario muy adecuado. Me interesaba contar una historia íntima pero quería enmarcarla en un panorama más global. El caso en el que Silvia se ve envuelta es muy común en Colombia y nos habla de la sociedad en la que vivimos. Todos los días en la radio se escuchan noticias como esa. Me interesaba también mucho que la historia de amor con el periodista pudiera nacer en ese contexto.

- ¿Por qué Litigante?

Por lo mismo. Litigan los abogados, pero también los clientes que están en un caso. El título tiene entonces que ver con la profesión de la hija y de la madre en la película. Pero más ampliamente con la idea de estar en conflicto con alguien, luchar contra alguien por algo. Siento que tanto el personaje de Silvia, como Carolina, la actriz que lo interpreta, son personas que luchan a diario, con la cabeza en alto. Igual pasa con mi madre: ella es capaz de aguantar diez años de peleas legales por una injusticia, detesta conciliar. Trata de manejar siempre las cosas “en derecho”.

- ¿Por qué Carolina Sanín para el papel de Silvia?

Como con casi todo en esta película, no fue tanto algo que escogí, sino algo que tenía que ser así, una evidencia, ¡así me haya tomado meses verla, entenderla y aceptarla! Vimos a más de 300 actrices profesionales y naturales, conocidas y desconocidas. Pero yo siempre le pedía al director de casting que consiguiera a alguien que fuera una mezcla entre Carolina Sanín y alguien más, un personaje que yo no lograba definir bien. Al final, entendimos que ese personaje era simplemente Silvia, el de la película. Y que para interpretarlo, había que escoger a Carolina. Luego de un par de ensayos entre Carolina y mi madre, no cupo duda de eso. Eran madre e hija en la ficción.

Credito
COLPRENSA

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