La ambición no permite entender los planes de Dios

«Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.

Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon”. Mateo 21, 33-43.
La providencia de Dios es inexplicable a nivel humano. La Palabra divina enseña que Dios dirige y respeta los acontecimientos humanos, incluso los malos, porque esos son sus planes de salvación.

Dios no toma partido con respecto a un grupo o a otro, su visión del mundo es el amor, la misericordia, el perdón, la resurrección. Es el hombre quien no ha comprendido los planes de Dios, el mismo hombre se encarga de crear la división, sembrar la cizaña, provocar el desorden, sostener un espíritu bélico y de venganza, creyendo con estos actos la felicidad y el dominio del mundo. Este es un hecho tan antiguo como la misma humanidad.  

Ya la Biblia comenta cantidades de casos en que el hombre se convirtió en lobo para el mismo hombre, dejando ver la pobreza espiritual y moral: “José fue detrás de sus hermanos y los encontró en Datán. Ellos le vieron de lejos, y, antes que se les acercara, conspiraron contra él para matarle y se decían mutuamente por ahí viene el soñador.
Ahora pues, venid, matémosle y echémosle en un pozo cualquiera y diremos que algún animal feroz lo devoró…” El mal, ha sido un imperativo, una carga fatal para hombres y mujeres, una incomodidad para ver la luz de Dios, una esclavitud que aún no podemos combatir.

Jesús, has hecho conmigo lo mismo que con la viña: has plantado la semilla de la fe en mi alma; me has rodeado de familiares y amigos que me ayudan a vivir cristianamente; has excavado lo necesario para quitarme defectos; y has edificado poco a poco algunas virtudes que me facilitan la lucha por la santidad. Bendiciones para todos los hermanos que aún siguen privados de su libertad en la selva colombiana.

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