Su nombre en sà mismo es una oda a la pureza que inspira sensaciones de tranquilidad, paz y religiosidad. Esa es Blanca Aurora Prado de Rojas, una dama ibaguereña, abnegada y devota, creyente y entregada en la fe al santo rosario y a la Virgen MarÃa.
Esa devoción, sin imaginarlo, terminó materializando una afición por objetos, especialmente por las camándulas, que ya suman más de 80 ejemplares, y entre las que se destaca una enviada por el papa Juan Pablo II, durante una visita a Alemania.
“Ésta es muy sencilla, pero tiene un inmenso valor porque me la mandó el Santo Padre con una delegación ibaguereñaâ€, refirió.
Las coronas del rosario que empezó a amar cuando apenas era una niña aprendiendo a leer, en el Llano de los Ãlvarez, hoy barrio Ricaurte, han sido su compañÃa inseparable, durante los últimos 47 años.
Tocada por Dios
Blanca Aurora Prado de Rojas se dejó conquistar por este elemento religioso viendo a su madre orar, hábito que se fue fortaleciendo a medida que sus oraciones se hacÃan populares entre vecinos, a donde siempre era bien recibida para rezar en los velorios.
Su gusto por el rosario, que conmemora veinte misterios de la vida de Jesucristo y de la Virgen MarÃa, recitando después de cada uno un Padre nuestro, diez Ave MarÃa y un gloria, se fue apoderando de su ser, y con ello, su pasión por las camándulas, que poco a poco empezaron a obsequiarle familiares y amigos.
Cada una era bien recibida y con la misma emoción del mejor regalo las guardaba con recelo, pues para ella no eran un juguete sino el elemento más sagrado y útil para el rosario que hace todos los dÃas, asà no sea Semana Santa.
En él, no sólo pone en manos de Dios la vida de sus hijos: John Alexánder y MartÃn Ignacio y la de sus nietos John Sebastián, Mario Alejandro y MarÃa Fernanda sino al Deportes Tolima, equipo que dice no abandona asà esté de “coleroâ€.
Su fortuna
Blanca Aurora Prado de Rojas, una ibaguereña consagrada al hogar y que desde hace 43 años es voluntaria carcelaria, conserva camándulas de Roma, Lejano Oriente, España y de distintas zonas de Colombia, entre ellas, de QuindÃo, Zipaquirá, Bogotá, Pasto y Tunja.
En su colección hay “rosarios†de madera, plata, croché, porcelanicron y pasta, en su mayorÃa adornadas con imágenes de la Virgen MarÃa.
La mayor parte de su fortuna presta custodia en su habitación, donde ha destinado una pared entera para colgarlas, en medio de réplicas de Jesucristo y del Divino Niño.
Sumado a ello, en su cartera las camándulas también tienen espacio, como su mejor amuleto. “Soy católica, apostólica y romana, y contar con estas camándulas me hace sentir protegida por Dios, la Virgen, el EspÃritu Santo y el Divino Niño, a quienes siempre les ruego que me le regalen los tres puntos a mi Vinotinto y oroâ€, puntualizó.
Comentarios