Márgareth Bonilla, la dama de los chales, bufandas y ruanas

HÉLMER PARRA – EL NUEVO DÍA
Su colección puede ser considerada como su as bajo la manga para estar “in” en cualquier temporada del año.

De velo, seda, hilo, tela y tejido, con cortes  simétricos,  asimétricos y de toda la gama de colores, está conformada la colección de chales, bufandas, ruanas, ponchos, pashminas, pañoletas y  turbantes que María Márgareth Bonilla Morales atesora. 

Cada uno de estos accesorios representa algo en su vida, ya sea porque se los obsequió algún ser querido, un amigo, o simplemente lo compró o diseñó, a la vez que son una de sus múltiples debilidades.

Su gusto por estos se remonta a la época universitaria, a la edad de 16 años. 

Según contó la Directora del Museo de Arte del Tolima cuando estaba estudiando Diseño Publicitario en la Universidad del Tolima, entró en furor el uso de pañoletas en la cabeza y ella se fascinó por esta moda. “Empecé a utilizarlas y  a comprar todos los diseños que veía”, refirió al mencionar que sin proponerse armó una colección, a la que poco a poco se fueron sumando otro tipo de prendas que para ella son básicas para inyectar personalidad a cualquier atuendo.

Su pasión por estos accesorios al igual que las joyas, la música y las fotos, de las que también tiene un “montón”, la lleva a sentirse casi desnuda si no los usa.

“Estas prendas me encantan por su versatilidad, las puedo usar en cualquier tipo de clima u ocasión, dependiendo del material”, indicó. Sin embargo, es de las que se toma tiempo en elegirlas para que combinen con algún atuendo que lleve puesto. 

“Hay unas más difíciles de combinar que otras, pero todas me encantan, no las tengo por colección sino para lucirlas”, dijo al referir que tiene más de 300 ejemplares entre los distintos tipos.

De todos lados

En la vasta compilación de María Márgareth Bonilla Morales hay ejemplares de México, Estados Unidos, España, India, Francia y de distintos rincones de Colombia, muchas de ellas confeccionadas por diseñadores, entre ellos, una que le encanta, autoría de Paloma Picasso, y que es “de las más exigentes para combinar”.

Muchas de las prendas también tienen el sello personal de esta reconocida fotógrafa profesional ibaguereña, pues las ha diseñado, pintado o tejido, de acuerdo a sus intereses, las cuales se suman a las tejidas en telares.

“Me fascinan las ruanas y pensé por qué no tener de velo, así que empecé a comprar el textil y a diseñarlas en diferentes cortes, colores y largos, que le indico a una modista, quien me las confecciona”, dijo.

Igualmente, su tesoro tiene un amplio espacio para una serie de pañoletas de seda que le heredó su madre, de línea tradicional, que ella lució durante mucho tiempo.

“Gran parte de esta colección inició con los accesorios que vendían mis padres en su almacén Medellín,  en el de mi tía Susana llamado Susy, así como en el local Avenida, propiedad de Amanda de Quintero, en los tres se comercializaban piezas de este tipo muy finas e importadas”, argumentó.

Credito
EL NUEVO DÍA

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