Norma Nivia, en los zapatos de ‘Copete’

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Un villano divertido y de apariencia extraña es el dueño del tiempo de la modelo y actriz tolimense. Está de función hasta diciembre.

El teatro nacional Fanny Mikey tiene en temporada ‘El Mago Merlín, ilusión y sueños’, montaje teatral dirigido por Fernando Castro, cuyo personaje antagónico es interpretado por Norma Nivia.

Para esta versión moderna del Mago Merlín y el Rey Arturo, la talentosa actriz dejó atrás su encanto y feminidad para meterse en los zapatos del malvado y envidioso ‘Copete’.

Tras un largo proceso de ensayos y construcción del personaje, o ‘cocina’ como lo llama Norma Nivia, logró llevar a las tablas un rol que juega con la dualidad: no se puede saber si es hombre o mujer, solo que en el pasado fue un animal, producto de un hechizo del poderoso mago.

Así, acompañado de un par de hambrientas hienas intentará fallidamente obstruir los planes de Merlín, de mostrar a Arturo y a su perro Douglas que la perseverancia y la confianza en sí mismo lo pueden llevar a alcanzar la corona del reino.

La buena aceptación de la obra en sus seis funciones la tiene feliz, así como a todo el equipo que la acompaña en escena, y que está conformado por Gustavo Herrera, Biassini Segura, Catherine Mira, Marcela Rojas, Jair Aguzado, Rubén López, Jorge Rico y Lina Restrepo, según contó, en razón a que si bien es pensada para un público infantil está hecha para el disfrute de toda la familia.

“Hay mucho humor para adultos que logra que todos se diviertan”, contó.

Regresó a sus raíces

El 2014 ha sido de retos y éxitos para Norma Nivia no solo porque le ha permitido estar activa en grandes producciones como ‘La Suegra’, ‘La viuda negra’ y ‘Chica Vampiro’, sino por regresar a las tablas, para ella su origen.

Lo anterior, porque con esta ya van cuatro obras este año, que le han permitido mostrar otra faceta y aplicar lo aprendido antes de incursionar en el modelaje y la actuación.

Y es que según mencionó, cuando salió del Tolima lo hizo para estudiar teatro, por tanto siente una gran satisfacción “de aplicar lo que estudié hace tantos años”.

Las rutinas han sido exigentes, y con una alta dosis de adrenalina, propia del presentarse en vivo y sin tiempo para las equivocaciones ni los lapsus.

“Cada función es el todo por el todo. Hacer teatro es un placer y un entrenamiento que no lo da ninguna otra disciplina”, acotó.

Credito
REDACCIÓN SOCIALES

Comentarios