Limosnas están en declive en la Catedral de Ibagué

Inversamente proporcional al costo de mantenimiento de la principal parroquia de la capital tolimense es la ayuda económica de los feligreses.

De un tiempo a la fecha, la limosna ha sufrido una fuerte reducción en la Catedral de Ibagué.

Según explicó su párroco, monseñor Gustavo Vásquez, esta situación se deriva de la situación financiera de los hogares y la disminución de los devotos.

El declive de las ofrendas dificulta en gran medida las arcas del templo, pues este no recibe algún auxilio, vive de la “limosna de los fieles”.

El día que mayor aporte se lograba era el domingo, pero también va en decadencia.

A raíz de esta situación, el sacerdote convocó a los feligreses a ser más generosos, pues dichos recursos son los que permiten la sostenibilidad de la Catedral.

Lo anterior, a razón de que producto de las limosnas y donaciones es que el recinto religioso, imagen de Ibagué desde 1926, puede ser objeto de intervenciones físicas; es decir, carecer de él se convierte en un traspié para el desarrollo del programa de mantenimiento, que ejecuta la administración, y que resulta bastante costoso.

Por ejemplo, el retoque de la pintura de la fachada costó alrededor de 30 millones de pesos, y la intervención que se está adelantando actualmente en la parte interna redondea esta cifra, sin contar los gastos de energía y los pagos de empleados.

“Los costos son tan elevados que pido a la ciudadanía e instituciones que nos den una ayuda para poderla mantener de la mejor manera posible”, indicó, al señalar que además de los retoques de pintura, urge la instalación de un tejado debajo de la cubierta de barro, esto con el fin de evitar el incremento de las humedades y contrarrestar los daños ocasionados, entre otros, por las palomas, que encuentran en este lugar el sitio propio para anidar.

El costo de esta obra superaría los 90 millones de pesos, pero sin presupuesto es imposible ejecutarla. Es más, teniendo en cuenta que uno de los factores causantes del deterioro en la edificación son estas aves, exhortó a la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, a emprender acciones de control y manejo.

“Salvemos esta joya”

La carencia de presupuesto acorde a los requerimientos de la Catedral, una de las edificaciones más antiguas de esta capital, ha llevado a que desde hace 10 años una de sus máximas joyas esté en silencio.

Se trata del órgano tubular, traído por monseñor Rubén Salazar Cuartas desde Alemania en los años 60. El instrumento, toda una reliquia, está fuera de servicio y ad portas de una pérdida total.

Su mantenimiento es costoso. El último estudio efectuado indicó que repararlo se aproximaba a 60 millones de pesos, de eso, hace tres años, lo que indica que a la fecha la cifra sería superior, puesto que los daños se han agudizado.

El valor inmaterial de este órgano tiene a monseñor Gustavo Vásquez lanzando un S.O.S. a instituciones y colonias para que le den la mano, en busca de volverlo a su edad de oro.

Credito
REDACCIÓN SOCIALES

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