Jai Yoga: un día para vivir la belleza

Por tercera vez los ibaguereños tendrán la oportunidad de retirarse de la vida agitada de la ciudad, para alojarse en el Cañón del Combeima, a explorar un nuevo concepto de belleza a través del yoga.

Natalia Acuña es una ibaguereña pionera en el Jai Yoga, una vertiente del yoga que se vale de la meditación y el coaching, para crear un método que permita reconocer la capacidad y el potencial que están depositados en las personas, y de esa manera replantear su realidad. Jai traduce ‘vida’ en ebreo.

Este es, además, un estilo que integra técnicas de comunicación y desarrollo humano, el movimiento y el tránsito de la energía en el cuerpo, pero con una visión filosófica judía.

Natalia reside en Europa desde hace unos años, donde conoció que las personas estaban atraídas por un nuevo estilo de esa disciplina, de manera que decidió hacer un master en yoga en la Universidad de Ca’ Foscari, en Venecia, Italia.

“Quería proponer un estilo de yoga, quería estudiar cuál era esa práctica milenaria. El yoga que conocemos de este lado del mundo, en América, es algo que se ha degradado debido a la visión predominante de Norteamérica, lo que hoy conocemos es un invento de ellos, entonces quería estudiar las raíces y creé un nuevo estilo: el Jai Yoga”.

Ella sostiene que hoy por hoy, el yoga es considerado como una práctica deportiva para estar en buena forma física, sin embargo hay muchas corrientes de esa disciplina que estudian en diferentes ámbitos la relación del cuerpo con el entorno.

“Muchos de los movimientos yoguis derivan de tradiciones indúes o budistas, hay temor en las personas de involucrarse con el yoga, porque tiene influencias de otras creencias religiosas, pero lo cierto es que tiene como base el antiguo testamento, libro fundamental de muchas religiones”, indica Natalia.

Cada vez que viene a Ibagué, busca ofrecer a sus paisanos la posibilidad de que despierten la capacidad que cada persona tiene de crear la realidad, es decir, asumir la idea de que somos responsables de construir nuestra existencia con nuestras acciones.

El año anterior orientó dos talleres similares, en los cuales la participación fue muy numerosa. Natalia dice que “las experiencias en Ibagué han sido maravillosas, han venido personas de otras ciudades, esta es mi casa, y quiero que sea un epicentro del Jai Yoga”.

Esta vez quiere desarrollar el tema de la belleza, debido a que en el país ese atributo está en el imaginario como una cualidad de un selecto grupo, por esto pretende revisar la idea de belleza en la sociedad.

“Es un día para reencontrarnos con nosotros mismos y hacer un pacto de amor incondicional y desarrollar una paz sostenible con los demás”, expone Natalia.

Credito
LUIS MIGUEL NARANJO

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