La lucha de Jaime Dangond ya no es por ser un rey vallenato, debido a que lo consiguió en 2016, sino por que este género vuelva a su esencia: la del juglar que es capaz de tocar el acordeón y cantar a la vez.
“Mi tarea y mi misión son retomar esa figura del acordeonero que canta, compone y hace versos, para que los jóvenes recuerden cómo era el vallenato al principio”, explica el ingeniero Químico, nacido en San Diego, Cesar, hace 35 años.
Y lo dice con la experiencia que le confieren casi 24 años de contacto permanente con el instrumento, que inició al lado de los máximos juglares.
“Siempre he tenido esa dualidad: primero el estudio, pero siempre la música. Muy niño me inculcaron la música y corría por mi sangre”, admite.
Lunes a viernes de exámenes y trabajos y fines de semana de parrandas acabaron por influir en la vida de Jaime, familiar de Silvestre Dangond, a tal punto que él sabe que “pronto llegará el día en que la música me sa- que de la ingeniería” o viceversa.
Ha manejado ambas rutinas con responsabilidad, a tal punto de que la música es “esa actividad productiva que me sirve para desestresarme y arrancar la semana siguiente con nueva energía y nuevas ideas”.
Conexión tolimense
La música y la ingeniería son su pasión, aunque una mujer tolimense lo tiene enamorado: su esposa, oriunda del Tolima, y a quien sin duda también irán dedicados los versos del disco que busca presentar pronto.
“Ya estoy acostumbrado a la lechona y el tamal, así que no soy tan forastero”, confiesa, por lo que no descarta aprovechar el Festival Folclórico, por ahora para disfrutarlo en el público.
Dato
“Empecé a nutrirme de toda la sabiduría de esos grandes maestros con los que aprendí desde niño, y empecé a compartir con compositores o cantantes para hacer una carrera un poco diferente a la de los otros niños. Fueron ocho años luchando por ser rey vallenato”. Jaime Dangond
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