Como si se tratara de un buen vino, el paso del tiempo le ha sentado muy bien al Festival Gastronómico del Sena regional Tolima, que durante 12 años ininterrumpidos se ha constituido como un evento gastronómico de primera categoría.

Alrededor de 14 mil personas disfrutaron, en el transcurso de los dos días del evento, de una amplia oferta gastronómica, en la que los comensales tuvieron la oportunidad de probar la cocina de Cesar, Córdoba, Sucre, Valle del Cauca, Chocó, Cundinamarca y Tolima, entre otros.

La receta fue simple: una porción de música, una ración de danza y una pizca del mejor sazón. Fue la fórmula que dejó complacido a cada uno de los asistentes.

“Mientras la gente degustaba de un buen plato, estaba cómoda viendo las representaciones folclóricas colombianas, entonces fue una buena manera de pasar un almuerzo o un refrigerio”, dijo Carlos Fernando Vargas, instructor del Sena.

Reunión de sabores

Entre los platos más atractivos se destacaron el pabellón venezonalo, el piraruccú amazónico, el atardecer asiático, la primavera europea y las hayacas, así como las tradicionales achiras tolimenses, los aborrajados, el arroz de camarón seco, el filete de tilapia y una larguísima lista de platos tan propios como extraños. México y Perú fueron los invitados especiales; y no es poco, pues ambos países son considerados como dos de los principales destinos gastronómicos del mundo.

Vargas dijo también que más de 200 personas, entre aprendices, instructores, invitados y administrativos, prepararon una nutrida programación, que además tuvo pequeñas sesiones para que las personas aprendieran las técnicas para hacer algunos de los platos o bebidas como el café y todas las variedades que existen de este producto.

“Es muy bonito, porque socializaron culturas gastronómicas, a la vez que aprendieron de las técnicas de preparación, su origen, la historia y la justificación del plato. Para nosotros fue un gusto y de mucho agrado tener 50 platos reunidos en un solo sitio, para que la gente disfrutara”, dijo.

En suma, se trató de un Festival que permitió a los ibaguereños y turistas gozar con una mezcla de muchísimos sabores.