Lío por oficinas del Congreso tocó fondo

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
El espacio asignado por la Secretaría General para el senador Álvaro Uribe no ha podido ser desocupado por su actual inquilino, Roy Barreras, quien tiene al frente un problema y es que el despacho que le van a entregar está desmantelado.

El lío radica en que la oficina que tenía la ya exsenadora Claudia Wilches tendrá que ser reacondicionado, ya que su antigua inquilina se llevó hasta el lavamanos.

La excongresista, quien había hecho mejoras a este espacio de su propio bolsillo, decidió llevarse todo al mejor estilo del filme ‘La Estrategia del Caracol’, dejando un escenario de escombros que requiere de mantenimiento.

El caso es que mientras esta oficina no sea adecuada, el senador Barreras no puede desocupar el espacio que hoy tiene y por ende el senador Uribe no puede tomar posesión del lugar.

La senadora del Centro Democrático Paloma Valencia fue la primera en quejarse por la asignación de oficinas y a través de su cuenta de Twitter se refirió a las condiciones de su despacho en el edificio nuevo del Congreso.

Para Valencia, la oficina asignada “solo tiene ventanas al corredor y, si se abren, cualquiera que pase por ahí puede oír y ver” lo que ocurre en su interior.

La oficina en cuestión era la que tuvo, por ocho años, la senadora del Mira Alexandra Moreno Piraquive, quien, según se estableció, jamás se quejó por el espacio, a pesar de que ella tenía un alto número de asesores, secretaria y esquema de seguridad.

Sin embargo, Valencia insistió en que este espacio no es apropiado, incluso aseguró que iba a tener que arrendar una oficina en el centro de Bogotá, cerca del Capitolio Nacional, para despachar dignamente como senadora.

Sobre esta situación, el secretario General del Senado, Gregorio Eljach, dijo que las quejas tienen sentido, debido a que “es precario el espacio, son condiciones que considero que deberían ser más dignas para unos congresistas y que la institución no ha tenido la posibilidad de ampliar, que solo se solucionaría con la construcción de la parte que nunca se construyó del edificio nuevo”.

Y sustentó la falta de espacio al decir que “se agravó con la creación de las unidades de trabajo legislativo, hasta 10 funcionarios por cada congresista. Senado y Cámara son como dos mil 660 personas más no previstas cuando se diseñó y construyó el edificio antes de 1985”.

Y añadió que “desde 1992 se ha hablado de la segunda torre, pero nadie lo ha construido. Creo que es un buen momento para que alguien lidere esa tarea”.

Vandalismo y “discriminación”

Se comenta en los pasillos del Congreso que muchos congresistas que no lograron curul llaman a sus amigos que ya tienen la credencial y les dicen que van a desocupar su oficina y le entregan las llaves. Paso seguido, el nuevo parlamentario toma posesión del espacio dejando de lado la asignación que se está haciendo en la Secretaría General.

Otros, según se denunció, entre garon todos los muebles (escritorios, sillas y demás elementos de oficina) al Almacén del Congreso y cuando llega el nuevo legislador encuentra un espacio totalmente vacío sin posibilidades de poder acomodarse en su despacho; es más, no se conoce si los congresistas que se fueron entregaron un inventario de lo que existía en sus despachos.

De estas prácticas nadie da razón y se han convertido en la comidilla diaria del Congreso, en donde los diálogos de corrillo ya advierten que el tema puede tomar dimensiones jurídicas.

Es más, el senador del Centro Democrático Ernesto Macías, al lado de sus colegas, radicó un derecho de petición para que se les explique cuál es el criterio de selección para la entrega de las oficinas, porque consideraron que existe una discriminación en contra del partido uribista.

Sobre este aspecto, el secretario Eljach dijo que “aquí no hay privilegios y la asignación es equitativa frente a los problemas de espacio que tenemos”. Y, concluyó: “Invito a que comparen el despacho de un magistrado de una alta corte, donde despacha con la oficina de un senador; creo que el último tiene un mejor espacio”.

Credito
BOGOTÁ

Comentarios