El amor por su tierra era inigualable. Manuel Andrés Álvarez Díaz se sentía orgulloso de ser santandereano y más aún de haber nacido en su entrañable Socorro. Tenía 33 años y desde hace 15 formaba parte de la Policía Nacional.

Era incansable y su labor principalmente se enfocaba en la defensa de la población infantil, estaba adscrito al Grupo de Infancia y Adolescencia del Distrito de Amalfi y se encontraba apoyando la Estación Anorí (Antioquia); sin embargo, su vida terminó de una forma trágica: él y su compañero Daniel David Ochoa fueron atacados a bala en la zona urbana de Anorí.

Su familia se encuentra desconsolada y espera que hoy llegue el cuerpo a la provincia Comunera con el fin de darle cristiana sepultura rodeado por sus seres queridos.

Los hechos ocurrieron, de acuerdo con el coronel Daniel Mazo Cardona, comandante de Policía Antioquia, sobre la 1:00 de la mañana cuando los uniformados se encontraban en el parque principal en actividades ajenas al servicio. Fueron abordados por delincuentes quienes sin mediar palabra les dispararon en repetidas oportunidades.

En esta zona delinquen, según el coronel Mazo, el frente 36 de las Disidencias de las Farc y el Eln.

El secretario de Seguridad Humana de Antioquia, Luis Fernando Suárez, se pronunció rechazando estos hechos y dijo que la Policía está realizando un despliegue en la región para esclarecer este lamentable caso. Agregó que el departamento está en alerta frente a lo que está sucediendo.

Según se pudo conocer, el patrullero Manuel Álvarez, llegó sin signos vitales y Daniel Ochoa murió dos horas después del vil ataque.

El santandereano recibió seis impactos de bala en rostro, tórax y brazos y Daniel fue impactado en el cuello, tórax y piernas.

El ‘Policía de los niños’

Manuel se caracterizaba por ser una persona alegre, incansable y su labor principalmente se enfocaba en la defensa de la población infantil. Todos lo conocían como el ‘Policía de los niños’, hacerlos sonreír era su mayor felicidad. Tenía dos hijos de 7 y 2 años quienes eran la ‘luz de sus ojos’.

Su familia era su motor. Hacía todo lo posible por reunirse con sus padres y sus hermanos en El Socorro cada vez que podía. Cualquier día libre o vacaciones eran una excusa para viajar durante 10 horas y visitar su tierra. Era muy conocido y querido en la región. “Éramos muy unidos”; manifestó Mayra Álvarez, con su corazón destrozado.

Recordó que su hermano menor era una persona muy cariñosa, atenta con sus padres. “Le encantaba organizar asados, era buen anfitrión. Amaba a sus hijos y compartir con la familia”.

El atentado sería parte de un ‘plan pistola’ organizado en el departamento de Antioquia.