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Esta obra icónica del repertorio coral italiano, estrenada en 1864, pero que perduró mucho tiempo guardada por el mismo Gioachino Rossini, se tomó el teatro Adolfo Mejía en el marco del Cartagena Festival.
Una ‘misa cantada’, con todas las partes que esta integra, y con la solemnidad que solo esta música, de esa época pudo entregar, fue interpretada por talento colombiano, en un ensamble especial, dirigido por el maestro Aurelio Zarelli.
La Ópera de Colombia, dirigida por el maestro Luis Díaz, fue el coro de cámara; cuatro de las voces más destacadas en el país, estuvieron como solistas (dos femeninas y dos masculinas), y un armonio y dos pianos, fueron la composición perfecta en el escenario.
Paso a paso, la obra que enaltece a Dios y Jesucristo como salvador de la humanidad, dejó escuchar la complejidad de los pasajes corales y la novedad de los solistas, que junto al armonio y el piano entregaron un momento íntimo en este espacio que pudo asemejarse a una iglesia.
En diálogo con este rotativo, el director del Coro de la Ópera de Colombia, contó que en sus últimos ensayos pidió que, aún creyendo en el dios que fuera, “había que sentir lo que estaban cantando”, y en efecto esa solicitud se cumplió, cuando el ensamble de voces llegó al Credo y más de un espectador juntó sus manos, alzó su mirada o asentó su cabeza afirmando tal instante.
“Trabajamos mucho en la intención de las palabras, en que este talento joven, en el que creo mucho, transmita algo al público (...) esta obra será majestuosa”, finalizó.
Solistas invitados
Juan David González
Sara Bermúdez
Paola Leguizamón
Hans Mogollón
Director invitado: Aurelio Zarelli.
Coro: Ópera de Colombia.
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