Agricultura sostenible, ya no sólo es un requerimiento … es una necesidad

Crédito: Suministrada -
Mucho se habla por estos días de la sostenibilidad, y la aplicación que cada uno de nosotros tiene de ella dependerá desde el área de especialización o interés personal en el que nos movamos. En lo que todos coincidimos es en la trascendencia que tiene su implementación en la alimentación y en la forma como la comida llega a nuestras casas.
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A propósito del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra este mes, existen muchas preguntas entorno al impacto que genera su producción y la forma de abastecimiento.

Los agricultores en el campo trabajan día a día para obtener los mejores alimentos, pero ¿esta labor es suficiente? ¿Todos sabemos lo que significa tener un plato de comida en nuestra mesa? ¿Alguna vez nos hemos sentado a reflexionar sobre esto? Pues yo lo hago a diario, ya que además de que mi trabajo lo requiere, analizar la situación actual nos lleva a ver lo difícil que se ha vuelto producir teniendo en cuenta los diferentes requerimientos en la producción, regulaciones más restrictivas y ciudadanos con mayores exigencias para abastecerse. Esto en teoría no está mal, lo que está mal es la forma como se está requiriendo y los tiempos que se otorgan a cambios tan abruptos para que un agricultor que lleva años produciendo culturalmente de una forma, cambie su manera de hacerlo.

En realidad, los tiempos en la vida rural son diferentes a los de la vida urbana. Hay que ver los esfuerzos diarios de un agricultor para que su cosecha tenga el color, el tamaño, el peso y la calidad requerida. Es toda una travesía producir, o si no, tómese la tarea de hacer una huerta en el jardín de su casa y cuídela de los cambios del clima y las plagas.

Por esto insisto que la sostenibilidad depende de cada mirada. Un agricultor hace su labor genuinamente, buscando tener cosechas sanas, cuidando sus recursos, cumpliendo las regulaciones, pero también buscando una economía que siga permitiendo la sostenibilidad de su labor.  Por otro lado, las empresas proveedoras de insumos investigan día a día cómo entregar herramientas innovadoras a los agricultores para que logren sus objetivos de una manera sostenible.  

 

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Un ejemplo de ello es que, en empresas como en la que yo trabajo, se invierten hasta 2 billones de dólares al año en investigación para lograr cada requerimiento de la autoridad, pero, sobre todo, para hacer posible la producción de alimentos. Una tarea que es todo un desafío; sin embargo, lo bueno de esto al final es que todos los días, cada uno, desde su visión nos estamos preguntando cómo ayudar a los agricultores a producir más y mejores alimentos, de una forma sostenible.

Escribiendo este articulo me encontré con esta cita de la FAO, “si no redoblamos y orientamos mejor nuestros esfuerzos, nuestro objetivo de poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas para 2030 seguirá estando fuera de nuestro alcance”.

De acuerdo con un informe de Naciones Unidas, cuando se tienen en cuenta consideraciones relativas a la sostenibilidad, el paso a una alimentación saludable ayudaría a controlar el aumento del hambre. Se calcula que este giro permitiría ahorrar los costos de una alimentación poco saludable, que se estima alcanzarán 1,3 billones de USD en 2030; en tanto que el costo social de las emisiones de gases de efecto invernadero, relacionadas con el sector de la alimentación estimado en 1,7 billones de USD, podría reducirse hasta en tres cuartas partes.

De cara al futuro, se prevé que el 8% de la población mundial seguirá pasando hambre en 2030 y para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible, se requerirá un cambio profundo del sistema alimentario y agrícola mundial.

Por esto no debemos parar y seguir pensando lo que podemos hacer en pro de la producción de alimentos, la sostenibilidad y la alimentación.

Quisiera concluir con esta cita de la FAO como un llamado a todos quienes dedicamos nuestros esfuerzos a la producción de alimentos: “Es necesario aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo para elaborar tecnologías e innovaciones que permitan crear entornos alimentarios más saludables y aumentar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos”.

 

Por: Ana María Saldarriaga, Directora Asuntos Públicos y Corporativos Syngenta Región Andina.

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