“Yo quiero que todos los tolimenses cierren sus ojos por un momento, y se imaginen cómo era el Tolima en 1783 durante la época de la Expedición Botánica, cuando los sabios Mutis y Humboldt recorrieron estas tierras naturales, un paraíso donde abundaba la vegetación, la diversidad de especies de plantas y animales”, fue la reflexión y el mensaje inicial que dejó María Victoria Vila, directora del Mariposario del Tolima, durante su participación como precursora del ciclo de conferencias Metamorfosis V: ‘Siguiendo las huellas de Mutis en el Tolima’, un evento que convocó a invitados especiales del Real Jardín Botánico de Madrid, de la Cátedra Unesco (Barcelona, España) y se desarrolló en alianza con la Universidad de Ibagué y la Uniminuto.

En homenaje al sabio José Celestino Mutis y a lo que fue un valioso aporte y legado de ciencia, cultura y arte para el Tolima, durante tres días consecutivos se llevó a cabo una nutrida agenda que incluyó espacios académicos de profundo aprendizaje y visitas a sitios de sumo interés para los seguidores de la causa mutisiana como las Reales Minas de El Sapo, en Valle del San Juan y la Casa de la Expedición Botánica en Mariquita. 

Día uno: Jornada de conferencias académicas

Entre los asistentes al primer día de honor, el padre Diego Jaramillo, en representación de la Corporación Minuto de Dios, asistió al auditorio central de la Unibagué, para disfrutar del ciclo de conferencias del Conversatorio Metamorfosis V.  Los conferencistas Jorge Enrique García, docente de Unibagué y Alberto Gómez Gutiérrez, vicepresidente de la Academia Colombiana de Historia y coordinador académico de la Comisión Mutis, también contribuyeron en este espacio de aprendizaje histórico y cultural.

Asimismo, la participación de los miembros de la comisión del Real Jardín Botánico de Madrid, invitados especiales: Esteban Manrique Reol, director Ejecutivo; Esther García Guillén, jefe de la Unidad de Archivo Histórico, y Jesús García Rodrigo, jefe de Comunicación, Divulgación y Cultura Científica, cultivó las primeras semillas de lo que podría ser el fruto de una posible alianza con el Tolima.

“Mi conversación con la Comisión Mutis fue muy fructífera, de esta resultó la posibilidad de suscribir un convenio o algo parecido que fija las bases de cooperación entre la Comisión en la que están representadas 17 universidades, incluidas la Universidad de Ibagué y Uniminuto y el Real Jardín Botánico, que lo haría a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas al que pertenece”, afirmó Manrique Reol.

Por su parte, el padre Diego Jaramillo Cuartas, presidente de la Comisión Mutis y de la organización El Minuto de Dios, mencionó las posibilidades de continuar con el legado del sabio en el departamento, y avanzar en procesos de cooperación con España, “es un ideal que tenemos que seguir desarrollando siempre, porque la expedición botánica fue ante todo una escuela de arte y queremos subrayar esa herencia”, indicó.

Día dos: Visita a Valle de San Juan y Minas de El Sapo

Esta interesante agenda continuó en su segundo día en el Mariposario del Tolima como punto inicial, desde allí, tras un especial encuentro lúdico y cultural con los niños de la Institución Educativa Ismael Santofimio y del Conservatorio de Ibagué; la comisión del Real Jardín Botánico de España, la delegación del Mariposario del Tolima,  directivos y funcionarios de la Unibagué y Uniminuto, representantes de la Cátedra Unesco en Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña y de Anthesis Lavola, entre otros participantes, dieron inicio a la aventura emprendiendo su recorrido hacia Valle de San Juan.

Tercer y último día: Casa de la II Expedición en Mariquita

El itinerario propuesto como seguimiento a las huellas de Mutis en el departamento, iniciativa del Mariposario del Tolima, también incluyó un acto especial en la Casa de la Segunda Expedición Botánica en Mariquita.

Allí, uno de los momentos más emotivos lo protagonizó José Orlando Velásquez, quien durante cerca de 40 años se dedicó a la búsqueda de una especie de flor que se creía extinta: la pasiflora mariquitensis.

Acompañado por una de sus hijas, Velásquez hizo entrega a los miembros del Real Jardín Botánico, de una flor preservada como símbolo y llamado de atención público frente a la necesidad de conservar esta variedad natural, que el recordado sacerdote y botánico Eloy Valenzuela, presentó por primera vez a Mutis en 1783 y que un año más tarde fue plasmada en dibujo por el pintor e ilustrador botánico Francisco Matiz.

“Gracias a ese dibujo de Matiz, fue que pude finalmente encontrar la pasiflora. Mutis nos escogió para que floreciera en nuestra casa y quizás sea la última que exista. Mi hija que estudió biología,  logró cultivar una plántula en la casa, yo siempre  estuve pendiente y ahora tengo la fortuna de extasiarme viéndolas florecer”, anotó entre lágrimas Velásquez Molina.

Por su parte, Esteban Manrique Reol, director del Jardín Botánico de Madrid dijo sentirse maravillado al poder estar presencialmente en el centro neurálgico de la real expedición.

Después de conocer la casa de los pintores y la casa donde vivió Mutis, Manrique hizo hincapié en la relevancia que tiene Mariquita como epicentro de la conformación de la escuela de dibujantes.

“Se amoldaron perfectamente al estilo que creó Mutis y que poco tiene que ver con los dibujos de otras expediciones porque rompe con los moldes europeos completamente, pero se fija en ellos en lo que a la calidad científica se refiere, pero le añade una calidad artística que no tenían los otros. Y sin perder la calidad científica, le da un entorno artístico que es precisamente el que se ha hecho valer en el Museo de Antioquia con los 23 dibujos que se han traído desde España”, puntualizó.

Pervivirá el legado de Mutis

Alberto Gómez, vicepresidente de la Academia Colombiana de Historia, subrayó que recogiendo la iniciativa del alcalde de Mariquita, Juan Carlos Castaño y de otras instituciones, existe toda la voluntad para aportar desde esa organización a la creación de un gran centro de investigación que mantenga vivas las prácticas científicas propias del sabio botánico.

“La Academia de Historia que es propietaria de la casa y del lote en donde vivió Mutis piensa aportar ese patrimonio en esa alianza estratégica para sumarse a otras instituciones como la Comisión Mutis, la Universidad Minuto de Dios y crear un centro de investigación que le sirva al país y que gire en torno a los primeros hallazgos de Mutis, pero que no se suspenda ahí, sino que siga la práctica de la investigación a la manera del padre de la primera expedición”, enfatizó Gómez.

Real Jardín Botánico de Madrid

Es un instituto de investigación en botánica y  hongos, que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Su participación y aporte en el marco del conversatorio Metamorfósis V: ‘Siguiendo las huellas de Mutis en el Tolima’, fue organizado por María Victoria Vila, directora del Mariposario del Tolima en Ibagué, con la finalidad de promover la difusión de todos los materiales custodiados en el Real Jardín Botánico, y que pertenecieron en su momento a la Real Expedición Botánica en el Virreinato de la Nueva Granada. 

Estos materiales tienen que ver principalmente con herbarios, recogidos por la expedición de José Celestino Mutis y con los dibujos que llevaban a cabo los expedicionarios de la época, quienes se establecieron en la Casa Botánica de Mariquita. 

“Desde el punto de la deforestación y el cambio climático, la idea que tiene el Real Jardín Botánico de Madrid, es precisamente, identificar cuales son los factores que más afectan la vegetación, sobre todo, a las colecciones vivas del Jardín Botánico, que nos ayuden a la toma de decisiones para ir cambiando el paisaje sin la pérdida de la calidad de la biodiversidad”, puntualizó Esteban Manrique.

Primera parada

Con el fin de seguir las huellas de Mutis en el Tolima, los visitantes recorrieron de cerca los maravillosos espacios y lugares emblemáticos de Valle de San Juan, que fueron frecuentados por Mutis como parte de sus estudios y en los cuales descubrió más de 400 especies de plantas y 24 clases de hormigas, además de estudiar los minerales extraídos de dichos terrenos para su investigación. 

Hasta el municipio incluido en la ‘Ruta Mutis’ como parte de la Expedición Botánica, arribó la gran delegación de conocedores ambientales, donde fueron cordialmente recibidos por el alcalde de Valle de San, Juan Henry Lugo, quien como anfitrión, ofreció una cálida bienvenida a los visitantes y dio a conocer los lugares y las obras artísticas más representativas del pueblo, muchas de ellas, de su propia autoría, pues Lugo además de ser alcalde es artista y escultor.

Durante el recorrido, el grupo de expertos pudo apreciar algunas obras elaboradas por el burgomaestre y donadas al municipio, como el colorido mural diseñado en técnica de aerografía que representa la idiosincrasia del pueblo, y adorna una de las fachadas del parque principal; y la escultura de una mazorca, la cual se ha convertido en un ícono de identidad cultural para los vallesanjuaneros y para el turista, entre muchas otras, que han sido creadas por la propia comunidad local.

“Por mi origen de artista siempre he visto a Valle de San Juan desde otra óptica, que es la del tema cultural, que va de la mano con el turismo, desde mi arte, tuve la oportunidad de plasmar en el centro del pueblo una obra mía que es una tusa de maíz, elaborada en lámina de acero y con una altura aproximada de 4 metros, representativa del municipio al ser el principal productor de maíz en el Tolima. El mural del parque principal, también es de mi autoría, allí quise plasmar todo aquello que nos identifica como habitantes, incluyendo la biodiversidad natural por la que se interesó el sabio Mutis”, expresó Lugo, quién además otorgó una especial escultura elaborada por sus propias manos, como obsequio al director del Jardín Botánico de Madrid.

Segunda parada

A tan solo 40 minutos de Valle de San Juan, se encuentra un patrimonio social, natural y arqueológico, conocido como las ruinas de las Reales Minas de El Sapo, una joya ancestral con más de 200 años de historia sumergida entre fauna y flora.

Este punto de la geografía tolimense, radica en ser la antesala de la Expedición Botánica de José Celestino Mutis, allí, el sabio español vivió durante seis años, luego de ser nombrado por la Corona para administrar la explotación de la mina llamada entonces Reales Minas Nuestra Señora del Rosario.

Hasta el lugar llegaron los excursionistas del evento Metamorfósis V a través de una caminata ecológica guiada, escenario donde además se compartió la lectura de un fragmento de las descripciones redactadas por el sabio, resumidas en un documento recientemente recuperado en los archivos del Gimnasio Moderno, en Bogotá.

El territorio en el que están ubicadas las ruinas es el Cerro el Sapo, propiedad de la familia Cabrera desde hace 16 años. El lugar pasó de ser una propiedad privada, para luego, constituirse como corporación. Posteriormente habilitaron el lugar y lo abrieron al público en general con acceso libre, bajo el liderazgo de Leidy Cabrera, una de las dueñas, y quien además, se vinculó a la iniciativa del Mariposario del Tolima brindando especial acompañamiento y guía turística durante el recorrido por las minas. 

En este espacio, Esteban Manrique Reol mencionó la atención que merece el valor patrimonial y arquitectónico que tiene el lugar y la necesidad de canalizar recursos para su conservación, “es un patrimonio que es una pena que esté un poquito olvidado, necesita restauración. Mejoraría mucho si hay un mínimo de inversión que garantice la recuperación del lugar y la ubicación de elementos explicativos para que los turistas puedan conocer más profundamente lo que hay”.

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